Shohei Yasuda, Japón
"Desde que me hice miembro de la Soka Gakkai, hace diez años, mi actitud hacia la vida ha cambiado totalmente", dice Shohei Yasuda, a quien aquejó un debilitante tumor cerebral veinte años atrás. Shohei, de 40 años de edad, un líder de los jóvenes de la Soka Gakkai en su organización local, habla acerca de la manera en que transformó su vida interior y sus circunstancias externas.
Habiendo competido en el Campeonato Nacional de Kendo en mi época de estudiante de segunda enseñanza básica, siempre había confiado mucho en mi fuerza y en mi capacidad atlética. A los 19 años me trasladé a Tokio, desde mi hogar en la prefectura de Akita, para estudiar en una escuela vocacional de diseño. Fue por entonces que empecé a notar que algo en mi salud no estaba muy bien.
Comencé a andar a tropezones sin una razón aparente y también experimentaba un agotamiento extremo. Después de algunas pruebas, me diagnosticaron un tumor cerebral. Pasé por dos cirugías de 20 horas. Aunque los tumores fueron removidos con éxito, me quedó un desorden en la función motora por debajo de las rodillas en ambas piernas.
Después de dos años de rigurosa rehabilitación, finalmente volví a mi vida diaria –pero en una silla de ruedas. Atravesé momentos muy difíciles y con frecuencia me sentía amargado. Pero gracias a mis compañeros de clase de la escuela de diseño que siempre estaban alentándome y apoyándome, de alguna manera pude perseverar. Una de esos compañeros era Emiko (39) (en la actualidad líder de la División de Damas de la Soka Gakkai), con quien me casé en 1994 a los 27 años.
Yo sabía que su familia había ingresado a la Soka Gakkai poco después de que Emiko naciera, y que ella se dedicaba a su práctica del budismo y, a pesar de eso, quedé muy sorprendido al verla traer consigo su altar budista cuando se mudó para vivir conmigo en mi tierra natal en la prefectura de Akita, adonde yo había retornado luego de mi graduación. Poco a poco, sin embargo, comencé a respetar su fe y pude profundizar mi comprensión del budismo. Ella me llevó a ver un vídeo de una reunión de responsables de la Soka Gakkai, donde el presidente de la SGI, Daisaku Ikeda, estaba ofreciendo un discurso. Quedé profundamente conmovido por su calidez y amor compasivo. Empecé a sentir que había algo muy peculiar en esta religión.
Mirando retrospectivamente, ahora recuerdo que atravesando todavía una profunda desesperanza debido a mi condición, sentí un abrumador deseo por descubrir una esperanza genuina y vivir basado en ella, y el aliento del presidente Ikeda y mi interacción directa con los miembros de la Soka Gakkai fueron los factores que se convirtieron en la fuente de esa esperanza. Todo lo referente al budismo de Nichiren y a la Soka Gakkai caló profundamente en mi corazón. "Nam-myoho-renge-kyo es como el rugido de un león. Por lo tanto, ¿qué enfermedad puede ser un obstáculo?". Este pasaje de una de las cartas de aliento de Nichiren a un creyente me sacudió como un rayo. De este fragmento aprendí que practicando el budismo uno puede lograr un estado de vida de absoluta felicidad y mantenerse firme sin ser afectado por las circunstancias externas. Sorprendido, pensé, "Tal vez yo también pueda vivir de esa manera". Comencé a creer que mi vida poseía un potencial inmenso que tenía que revelar.
Pero cuando me sentía más realista, me decía a mi mismo, "No. No es posible". Para ser honesto, lo único que a mí me preocupaba era si, realmente, podría recitar el Sutra del loto todas las mañanas y tardes. Mientras más pensaba acerca de probar la práctica, menos confianza tenía. Pero también me daba cuenta de que sólo estaba poniendo excusas para no hacerlo. Parecía que me faltaba el coraje para abrazar esta práctica con la que podía crear y realizar mis sueños. Le estaba poniendo limitaciones a mi vida.
Ahora me avergüenza hablar de esto, pero, en realidad, ni siquiera podía decirme a mí mismo que me gustaría probar la práctica. Más bien, esperé a que mi esposa me lo preguntara, y entonces, desempeñé el papel del esposo poco dispuesto para abrazar la fe, que había sido atemorizado para que lo hiciera. Fue al tercer año de nuestro matrimonio. Si bien el paso que di fue uno pequeño, el cambio que experimenté fue dramático. De pronto me encontré sintiendo, "¡Quiero ser un diseñador que pueda transmitir mi mensaje al mundo!". "¡Quiero crear diseños que conmuevan a la gente!".
Hasta entonces, pensaba en mi trabajo simplemente como un medio para ganarme la vida. Después de comenzar a practicar el budismo de Nichiren, mi trabajo se convirtió en algo mucho más significativo. Empecé a aspirar a un sueño diferente. Fue como si una vela se encendiera de improviso dentro de mi vida. Con la convicción de "ninguna oración quedará sin respuesta", me esforcé al máximo incluso en los proyectos más pequeños.
Eventualmente, conocí a un diseñador de mayor categoría que trabajaba en Tokio que me confió un proyecto para una empresa importante. Esto se convirtió en un gran avance para mi carrera. Después de eso, recibí varias ofertas para proyectos mayores que marcaron significativos hitos en mi trabajo. Nuevos lugares se estaban abriendo en mi vida, pero la expectación tuvo corta duración.
Mi esposa, quien no había podido adaptarse al duro clima del norte, se debilitaba cada vez más. Yo estaba indeciso entre mi preocupación por su salud, que significaba que tenía que trasladarme a un área más cálida, y mi floreciente carrera. Para entonces, con mi práctica budista, yo era una persona más fuerte y más positiva. Determiné orar y buscar una solución para ambos problemas y entoné con el "rugido de un león". Finalmente, tomé la decisión de abandonar mi hogar en el norte del Japón. Con el apoyo de mi familia y mis amigos, nos mudamos a la tierra natal de mi esposa, la ciudad de Matsudo, en la prefectura de Chiba, donde el clima es más cálido.
Ahora comprendo que el tener una filosofía sana hizo una gran diferencia cuando tuve que tomar la decisión "correcta" en una encrucijada fundamental de mi vida. Hay demasiadas personas que evitan tomar decisiones importantes y sólo dejan que la vida las lleve por donde ella quiera. Cambiar la dirección en la vida, sin embargo, conlleva nuevos desafíos. Siendo discapacitado, yo siempre estaba batallando con la ansiedad de saber si podría encontrar un nuevo trabajo. Para mi sorpresa, las cosas resultaron más fáciles de lo que yo había previsto. Aseguré un trabajo en una empresa de diseños, en un ambiente acondicionado para discapacitados. Las condiciones eran magníficas. La empresa incluso dispuso un espacio de parqueo privado para mí.
Cinco años han transcurrido desde que nos mudamos a Chiba. Cada uno de los días en el trabajo ha sido una serie de pruebas y tribulaciones, pero asimismo de victorias. Mi esposa también es diseñadora y, juntos, hemos llorado, hemos reído y nos hemos regocijado. Nuestra vida ha transcurrido como montados en una gran montaña rusa. Ahora, después de cinco años de practicar el budismo de Nichiren, siento que mis horizontes se han expandido y que he desarrollado una perspectiva más elevada y más profunda en la vida que, creo, se refleja en mi trabajo.
En enero de 2005, di otro valiente paso y lancé mi propia empresa de diseño. He sido beneficiado con estimulantes proyectos, tales como el de crear una página web oficial para un museo de arte. La Comisión de Turismo de Shizuoka me concedió un premio por la página web que diseñé para unas instalaciones de recreo. A través de mi trabajo, he transmitido mi mensaje a muchas personas –lo que ha sido mi más profunda ambición. Todo esto se debe a que pude cultivar mi propia vida, por lo cual estoy profundamente agradecido.
El año pasado marcó mi segunda década como persona con disfunción motora y el décimo aniversario de mi ingreso a la Soka Gakkai. Tal vez físicamente pueda ser considerado un discapacitado, pero en mi corazón ¡soy más libre que cualquiera! Junto con mi esposa, estoy decidido a desarrollarme aún más y a vivir mi vida en compañía de mis amigos miembros de la SGI y mi mentor, quien me enseñó a poner en práctica el budismo de Nichiren.
[Adaptado de una experiencia que apareció publicada en la edición del 6 de septiembre de 2006 del periódico Seikyo Shimbun, Soka Gakkai, Japón]
1 comentario:
Hola recien empiezo en este camino y me encanta ttu blog, gracias por toda la informacion que brinas a los que recien nos iniciamos
Un abrazo desde Argentina.
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