domingo, diciembre 10, 2006

Superando el stress

Contraer matrimonio figura entre los siete eventos que más crean tensión y se
encuentra ubicado en la lista entre el stress causado por una herida o una
enfermedad y el causado por perder un trabajo.

Por Daisaku Ikeda

Vivimos una era plagada de stress. La sociedad humana en todas partes
experimenta rápidos cambios y el ritmo de estos cambios parece ir en aumento.
Los cambios y la incertidumbre son siempre fuentes de stress. Al mismo tiempo,
la sociedad es cada vez más competitiva, hasta los niños sienten la necesidad de
competir por sus calificaciones en las escuelas. Y mientras las sociedades
cambian, también se debilita un factor de suma importancia para la estabilidad
de los individuos: las relaciones humanas.

Un psicólogo norteamericano realizó, en cierta oportunidad, un recuento de los
acontecimientos que más causan stress en la vida. Encabezando la escala estaba
la muerte de la pareja, y a continuación, el divorcio, la separación y el
arresto. Hasta los incidentes felices pueden ser fuente de stress. Contraer
matrimonio figura entre los siete eventos que más crean tensión y se encuentra
ubicado en la lista entre el stress causado por una herida o una enfermedad y el
causado por perder un trabajo.

El stress también es causa de enfermedades. Los desórdenes cutáneos, las
alergias, el asma, las úlceras y el cáncer han sido relacionados con él.

Esto muestra la conexión existente entre la mente y el cuerpo. Se sabe que el
stress baja la resistencia corporal, y nos hace más vulnerables a diversas
aflicciones. Por otra parte, en ocasiones, la respuesta de una persona al stress
como por ejemplo, el comer o beber demasiado, puede ser tan dañina como el
stress mismo.

Con frecuencia las cualidades positivas de una persona, tales como el sentido de
responsabilidad o la búsqueda de la perfección pueden, en realidad, incrementar
el stress que experimenta un individuo. Quienes están muy preocupados sobre cómo
los ven los demás y sobre lo que los demás piensan de ellos, terminan también
creando gran cantidad de innecesario stress y preocupación en su vida.

Lo vital es ser auténtico con uno mismo y no siempre compararse con los demás.
Cada uno de nosotros es la estrella de su propia historia y la mejor manera en
que podemos vivir es que tomemos nuestras propias decisiones y seamos fieles a
nuestras propias convicciones. Cada uno de nosotros debe sentirse libre de ser
lo que es. Las personas que no son capaces de expresar sus propias opiniones y
sentimientos terminan siendo muy vulnerables al stress.

La inseguridad y la ansiedad, más que el hecho de tener muchas actividades que
realizar, son factores que destruyen la salud física y mental.

Se dice que una máquina no se daña como consecuencia del uso continuo; por el
contrario, es la fricción constante lo que produce el desgaste. Las
preocupaciones y el stress son las "fricciones" de la vida humana.

Hace algunos años, conocí al doctor Anthony Marsella de la Universidad de
Hawaii. Entre las ideas que el doctor Marsella propone para combatir el stress
están: una vida diaria bien regulada, el pensamiento positivo y constructivo, el
no posponer lo que necesite atención inmediata, el tomarse tiempo para orar,
meditar o reflexionar sobre sí mismo, la buena alimentación, el hacer
ejercicios, el dormir adecuadamente y la comunicación con los miembros de la
comunidad.

Esto me recordó algo que leí sobre un pueblo llamado Roseto, del Estado de
Pennsylvania, en los Estados Unidos, en el que se había presentado un caso poco
usual de baja tasa de enfermedades cardíacas, las cuales, por lo general, son
relacionadas con el stress. Roseto fue fundada por inmigrantes italianos y la
mayor parte de sus pobladores eran grandes aficionados a la comida. Su dieta
incluía mucha grasa y carne y muchos de ellos eran, también, fumadores. Los
investigadores trataron de averiguar el porqué de que estas personas se
mantuvieran tan saludables.

Ellos descubrieron que el pueblo entero era como una feliz y gran familia, unida
por un espíritu de preocupación de los unos por los otros y de profunda
interacción personal entre los vecinos. Había muchas oportunidades para que la
gente se comunicara y para que cada uno disfrutara de la compañía de los demás.
Sin embargo, con el transcurso del tiempo, los lazos entre los individuos y la
comunidad se fueron rompiendo. Como resultado, aunque la dieta seguía siendo la
misma, la tasa de enfermedades cardíacas comenzó a subir gradualmente hasta
alcanzar el promedio normal de los Estados Unidos.

Tener un buen amigo, alguien con quien poder hablar sobre cualquier tema y
compartir nuestros altibajos con plena confianza y apertura, nos permite
recuperar la sensación de equilibrio, de que estamos bien. El buen humor y la
risa son también maneras importantes de aliviar la tensión.

Remedios simples como dormir, alimentarse bien, tomar un baño tibio o hacer
ejercicios ligeros también pueden ayudar. El secreto es usar nuestro tiempo con
sabiduría y encontrar el modo de darnos a nosotros mismos un refrescante cambio
de ritmo. Todos deberíamos asegurarnos de tener cada día un tiempo para
descansar, escuchar música o caminar al aire libre, lo que más nos convenga, aun
cuando sea por diez o quince minutos.

Cuando nos encontramos ante una situación tensa, es fácil caer en la tendencia a
sentir compasión por uno mismo y a imaginarnos que no existe nadie más infeliz
que nosotros.

Resulta frecuente que cuando las personas están luchando en contra de una fuerte
tensión y ansiedad tiendan a aislarse y a revolverse en su propio sufrimiento.
En cierta oportunidad un médico me dijo que uno de los tratamientos que se
aplica en estos casos es reunir a un grupo de personas que estén confrontando
este tipo de situación y guiarlos para que pongan su energía en la búsqueda del
modo de ayudarse los unos a los otros. Al parecer, este tipo de terapia de grupo
es muy efectiva.

De igual modo, cuando logramos romper con nuestro aislamiento y tomar acción en
pro de los demás, es cuando podemos hacer fluir nuevas fuentes de esperanza y
vitalidad desde adentro.

Así, por extraño que parezca, el sólo relajarse y no hacer nada puede que no sea
la mejor vía para liberar la tensión. A veces ocurre que el encontrar un nuevo
interés, algo a lo que realmente le queremos dedicar nuestros esfuerzos, puede
convertirse en el remedio más efectivo para aliviar la tensión.

Por fortuna, la vida está dotada por naturaleza de la capacidad para convertir
hasta lo más negativo en algo positivo. Con el stress, la clave está en si lo
usamos como un viento a favor que, bajo nuestras alas, impulse nuestro ascenso
hacia los cielos, o si nos permitimos ser arrastrados por él. Todos tenemos la
capacidad para decidir esto. Creo firmemente que, como lo enseña el budismo,
nuestra vida, en su nivel más profundo, toma la forma de nuestra resolución
interior, de nuestro estado mental.

Un avión no puede volar sin la resistencia que le pone el mismo aire que
propicia su ascenso.

Del mismo modo, si no tenemos resistencia en nuestra vida, si no tenemos
problemas ante los cuales retarnos, podemos perder el enfoque y el sentido de
dirección. Todo depende de que podamos hacer buen uso del viento.

Mientras estemos vivos, siempre habrá algo de tensión en nuestras vidas. Lo
importante es aprender a manejar esa tensión y usarla como un impulso hacia el
crecimiento, para así ampliar nuestros horizontes y encontrar mayor felicidad.

1 comentario:

nancy dijo...

realmente esta es una filosofia de vida para que toda la humanidad tenga la llaves para abrir la puerta de la felicidad.