viernes, diciembre 27, 2013

Blog NO OFICIAL

Desde hace unos años ha proliferado en nuestras vidas algo muy valioso, que nos permite compartir información y conocimiento de forma rápida, y casi gratuita. Por supuesto que me refiero a Internet.

Al principio, las cosas se compartían en archivos vía e-mails. Pero con el avance de la tecnología actualmente tenemos la capacidad de crear pequeños espacios virtuales, donde podemos compartir casi cualquier cosa.

Como todo en esta vida, tiene una cara positiva y otra negativa. Las positivas ya las conocemos, y las negativas intentaré mencionar algunas que me afectan a mi, como administrador de este blog.

Después de estar  metido en el mundo de internet durante unos años, me he dado cuenta de que la gran mayoría de las cosas que se publican en cuanto a noticias, ideas, textos etc, son cosas que no podemos verificar su autenticidad. Muchas sí que se pueden verificar, claro que sí, pero no todo. El problema es que para verificar ciertas informaciones "hay que pagar", así de simple.

En mi caso, muchas veces no verifico la información porque una vez más "hay que pagar". Y ese no es el objetivo de este espacio virtual. Cuando creé este blog, la idea era crearlo con el objetivo de ayudar al Kosen Rufu, término que muchos de ustedes seguro que entienden. Se puede ayudar al kosen rufu de muchas maneras incluso pagando, pero no es mi intención hacerlo desde luego a través de este medio.

Todo esto viene a raíz de la publicación por mi parte de ciertos artículos, orientaciones y disertaciones, que insisto, lo hago por el kosen rufu, aún saltándome las normas de protección de propiedad intelectual. Pero yo realmente no suelo verificar la procedencia. Para verificar un artículo uno debe saber la fuente. Muchos de los artículos los recibo por e-mails de compañeros miembros de Soka Gakkai. Otros los transcribo directamente desde fuentes originales, bien sean libros, revistas, etc, que en todo caso son propiedad de Soka Gakkai. Pero sinceramente, no es mi interés estar verificando cada texto que llega a mis manos. Mi interés es la información que contiene. En todo caso sí que analizo la información que contiene, porque eso para mí tiene muchísimo más valor.

Es curioso, porque en mi grupo budista hay personas que también suelen andar con esa idea en la cabeza de que "la información que uno da debe ser oficial"... Yo me quedo atónito, llegado a un punto hasta me pongo cínico y sarcástico con el tema, porque sinceramente tanta desconfianza, y paranoia llega a molestar.

En definitiva, yo no garantizo la procedencia de lo que en este blog se publica. Ni me hago responsable por nada, únicamente si recibo la notificación de que debo retirar el contenido por violación de derechos de la propiedad intelectual, entonces retiraría el contenido. (Cosa que perjudica al kosen rufu). De resto, sigo a lo mío, a mi forma. A mi manera, que es como soy feliz.

Repito, si alguien desea información oficial, creo que deberían dirigirse a las respectivas editoriales de Soka Gakkai de cada país y ver los catálogos de los libros y revistas que tienen para la venta, que por cierto, yo me acabo de pillar ORIGINAL "Los Escritos de Nichiren Daishonin" eso si cuesta 40€, he renovado la suscripción a la revista, que por cierto este mes me la robaron del buzón, o se perdió en correos, y también me he pillado una liturgia nueva ... Estos materiales SI que son certificados, escritos por el mismo Nichiren D.... ups creo que me he pasado!!! Pero en fin. no se lo tomen a mal, pero es que hay preguntas que sobran...

Por cierto, este es un BLOG NO OFICIAL... (vamos que en realidad yo aquí puedo escribir lo que quiera).

Un saludo a tod@s y recuerden algo "Yo sigo a la Ley y No a las Personas"...







sábado, junio 22, 2013

LAS NUEVE CONCIENCIAS

Traducción no oficial, hecha por Angélica Bacquerie, del Capítulo 6 del libro “Unlocking the Misteries of Birth and Dead; Budhism in the Contemporary World” (Desentrañando los Misterios del Nacimiento y la Muerte; el Budismo en el Mundo Contemporáneo), escrito por Daisaku Ikeda.

COMPROBANDO LAS PROFUNDIDADES DE LA VIDA

Cada ser viviente depende para sobrevivir de su habilidad para percibir la naturaleza de lo que le rodea y reaccionar conforme a ello. Por ejemplo, muchas plantas sobreviven al riguroso invierno más que nada porque tienen la habilidad para adaptarse al diferente clima del invierno y el verano; por dar un ejemplo, los árboles de hoja caduca, perderían humedad a través de sus largas hojas en invierno, por lo tanto, se despojan de ellas. Los árboles desde luego no tienen termómetros para consultar, aún así, pueden detectar los cambios de temperatura y actuar conforme a ellos.

     En forma similar, los seres humanos tienen la habilidad para detectar lo que es comestible y lo que no.  Por ejemplo, usted podría ver un tazón con frutas de cera. Sin embargo, por más tentadora que parezca la falsa fruta, usted puede generalmente decir que está hecha de cera con solo verla; si su vista fallara, su sentido del olfato inevitablemente terminaría con el equívoco. Finalmente, si su sentido del olfato y su sentido del tacto fallaran, podría probar una fruta de imitación y, desde luego, al darse cuenta que es de cera, la escupiría. Este es sólo un ejemplo trivial de la forma en la cual la acción de distinguir o percepción es el medio fundamental mediante el cual los seres vivientes se pueden mantener vivos.

     En sánscrito esta habilidad de percepción, comprensión o discernimiento, es llamada vijnana. Generalmente la palabra se traduce como “consciencia”; aunque esta es una traducción razonable, debemos darnos cuenta que, al utilizar el término “consciencia” en este sentido, nos estamos refiriendo a algo más bien distinto a lo que la palabra significa usualmente.

     La función de vijnana fue incluida por el Buda Shakyamuni entre los cinco componentes – forma, percepción, concepción, volición y consciencia – los cuales, todos juntos, conforman un ser viviente. Shakyamuni desarrolló el concepto de los cinco componentes como un medio para analizar la vida de los seres sensibles con relación a su mundo. Cada individuo interactúa en relación con su medio ambiente: asimila la información que requiere de sus alrededores y se ajusta conforme a ella. Esta es, entre las funciones vitales de “consciencia”, la que analizaremos en este capítulo.

El funcionamiento de la Consciencia

La consciencia opera a diferentes niveles. La doctrina budista de las nueve consciencias, desarrollada en las escuelas T’ien-t’ai y Juan-yen de la China del siglo sexto, y a la cual se le dio un nuevo significado en el budismo de Nichiren Daishonin, analiza los varios estratos de consciencia y así aclara todo el espectro de la operación de la vida misma.
     Desde los últimos años del siglo XIX en el mundo occidental se han hecho intentos para explorar los diferentes niveles de la consciencia humana; estos intentos se han manifestado como el desarrollo de las ciencias del psicoanálisis y la psicología profunda. También las ciencias de la neurología y la neurofisiología, en su análisis de la estructura de la corteza cerebral, espacio donde residen nuestras actividades mentales superiores, ha buscado examinar objetiva o inductivamente funciones tales como las sensaciones, las emociones, la comprensión y la memoria con relación con el funcionamiento del cerebro.

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     En contraste, el budismo busca examinar las profundidades de nuestra vida en una forma más intuitiva, deductiva. Aunque la ciencia occidental y el budismo pudieran diferir de alguna forma en sus objetivos y concepciones básicas, sus diferentes métodos – una mediante el análisis objetivo, el otro a través de la investigación subjetiva – se relacionan en que ambos intentan atacar el problema de los estratos discordantes de la vida o conciencia. En este sentido, la teoría budista de las nueve consciencias tiene una importancia comparable y análoga a algunas de las hipótesis de la investigación científica moderna.
     Las primeras cinco de las nueve conciencias corresponden a la noción convencional de los cinco sentidos – vista, oído, olfato, gusto y tacto. Estos nacen como resultado del contacto de los cinco órganos sensoriales – ojos, oídos, nariz, lengua y piel – con los objetos respectivos. Los cinco órganos sensoriales son medios a través de los cuales el mundo exterior se conecta con el interior, y están considerados como elementos del primero de los cinco componentes, la forma, el aspecto físico de la vida.

     Para entender cómo la forma se relaciona con los otros cuatro componentes, usemos una metáfora. Imagínese que va dando un paseo por una angosta calle y que escucha el sonido de un motor. Voltea a su alrededor y ve que se aproxima un camión de carga. La acción de ver, escuchar o percibir cualquier cosa a través de uno o más de los cinco sentidos corresponde al segundo de los cinco componentes; la percepción. Juzgar si es seguro o no dejar que te rebase el camión estando en una calle tan angosta es la función del tercer componente; la concepción. La decisión de hacerse a un lado o de seguir caminando involucra la decisión de actuar basándose en el juicio que usted hizo: esta voluntad de actuar es el cuarto componente: la volición (o voluntad). La consciencia, el quinto de los componentes, puede ser considerada como el componente que integra la percepción, la concepción y la voluntad en relación con la forma – esto es, con los cinco órganos sensoriales y sus objetos respectivos.

     Adicionalmente, cada uno de los órganos sensoriales posee – de acuerdo con el budismo – una conciencia propia. ¿Qué queremos decir exactamente cuando decimos que un órgano sensorial tiene “consciencia”?. Bueno, en términos fisiológicos los órganos sensoriales no pasan al cerebro todo lo que perciben; más bien, seleccionan las cosas importantes y sólo éstas son transmitidas al cerebro. Por ejemplo, cuando caminamos y con respecto a la conciencia de los ojos, nos estamos refiriendo a su capacidad de discernimiento, su capacidad para seleccionar. Digamos que hemos perdido las llaves y estamos buscándolas desesperadamente. Lo usual en este tipo de situaciones, es que se encuentran justo en el centro de la mesa de la sala, pero aún así, no las vemos. Sin embargo, aunque las busquemos como locos, las llaves siguen perdidas porque nuestros ojos “seleccionan” la información que le enviarán al cerebro. Debido a que estamos convencidos de que las llaves no pueden estar en el centro de la mesa de la sala – porque “ya les habríamos visto si ahí estuvieran” – la información que recogen nuestros ojos, de que es ahí exactamente donde están las llaves, no es divulgada a nuestro cerebro.
     Los ojos perciben imágenes, los oídos sonidos, la nariz olores y así respectivamente. La función de la consciencia que integra a estos sensores de entrada para formar imágenes coherentes y distinguir entre los diferentes objetos es la sexta consciencia.



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     O, para enfocarlo desde otro ángulo, podemos ver las primeras seis consciencias como funciones que emergen en respuesta a los fenómenos y al mundo exterior de todos los días.

 Podemos reconocer fácilmente el funcionamiento de las seis consciencias ya que operan en la “superficie externa” de nuestra mente – es decir, en el terreno del consciente. Todas las seis están siempre cambiando en respuesta a su constante interacción con lo que nos rodea, y aún así no existe discontinuidad en su funcionamiento de un momento a otro, por lo tanto es fácil para nosotros caer en la trampa de creer que poseemos un yo incambiable – y quizá hasta que este yo supervisa y controla a las seis consciencias.

 Esta función que produce un sentido de yo permanente es llamada la séptima consciencia, o consciencia mano. La palabra mano se deriva de la palabra sánscrita manas, que significa mente, intelecto o pensamiento, y el nombre de esta consciencia proviene del hecho de que realiza la acción de pensar. Diferente  de la sexta consciencia, que tiene por objeto las diversas circunstancias de la vida diaria y opera en respuesta a ellas; la consciencia mano opera desde dentro, por su propia cuenta y en forma bastante independiente de cualquier circunstancia externa.

Representa el reino del pensamiento abstracto y analiza el mundo interior; por ejemplo, distinguiendo lo falso de lo verdadero. Es gracias al poder de la consciencia mano que distinguimos entre el bien y el mal, que somos capaces de reflexionar sobre nuestro comportamiento, de decidir si algo vale la pena o no, y de decidirnos a mejorar nuestros estándares de conducta. La enseñanza de Sócrates, “conócete a ti mismo” podría haber sido un intento de despertar esta consciencia en sus contemporáneos. Por lo tanto, la consciencia mano puede ser vista como el indicador del funcionamiento del pensamiento de la gente que ya dejó de estar esclavizada a los asuntos inmediatos pero puede ver el funcionamiento de la vida diaria en el mundo con un franco desapego, buscando comprender la verdad que subyace a todas las cosas.

     Otra característica de la consciencia mano es un fuerte apego al yo, de hecho, además del pensamiento abstracto y la reflexión, la función básica de esta consciencia es el apego al propio ego. Por lo tanto, se dice que la consciencia mano está siempre acompañada por cuatro tipos de ilusiones: la ilusión de que el yo es absoluto e incambiable; la ilusión que nos lleva a las teorías que sostienen que el yo es absoluto e incambiable; la ilusión que nos lleva a la vanidad y la ilusión que nos lleva al apego al yo. Por lo tanto, esta consciencia tiene la tendencia de confinarnos dentro del marco de nuestro propio ego y con esto nos induce a la arrogancia y al egoísmo. En suma, mientras la consciencia mano se refiere al escenario de la razón, simultáneamente se considera que está invariablemente manchada por los engaños referentes al yo.
     El apego al yo originado en la séptima consciencia es muy diferente del conocimiento del yo que formamos como resultado del funcionamiento de las primeras seis consciencias. En algún momento entre los siglos tercero y primero antes de Cristo, las escuelas Abidharma del budismo hinayana propagaron la idea de que la sexta consciencia era la base máxima de la vida y que las primeras cinco eran sus funciones específicas. Sin embargo, esta teoría se fue modificando mediante distintas corrientes. Por ejemplo, ya que las funciones de las seis consciencias nacen como respuesta a las circunstancias externas, nos encontramos con el problema de que, entonces dónde radica la continuidad del sujeto que pasa por los ciclos de nacimiento y muerte.



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     Sin embargo en los siglos cuarto o quinto después de Cristo, la escuela Consciencia Única del budismo Majayana resolvió esta dificultad postulando la existencia de la consciencia mano, sosteniendo que operaba bajo el nivel de las seis consciencias. En contraste con las funciones de las primeras seis consciencias, los budistas consideran que las funciones de la consciencia mano no se ven afectadas por los eventos externos. Podemos ver este tipo de cosas en operación cuando una persona, quizá debido a un accidente, queda en estado de coma; a pesar de que la persona se encuentra totalmente inconsciente, aún así sigue respirando y haciendo esfuerzos para mantenerse con vida. Por lo tanto, la consciencia mano representa una consciencia del yo muy profunda e inconsciente.
     Con la consciencia mano nos empezamos a mover a un terreno más allá de la mente consciente. Sin embargo, sería un error pensar que las funciones de la consciencia mano se ubican totalmente dentro del inconsciente. Sus poderes de razonamiento, como los de las seis consciencias, son un fenómeno de la “superficie externa” de la mente, por ejemplo la consciencia. Aún así, podemos ver a la consciencia mano como un tipo de fase transitoria que atraviesa la frontera entre lo consciente y lo inconsciente.

     En occidente el conocimiento sobre el inconsciente ha avanzado hasta cierto punto a través de la ciencia de la psicología profunda. Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis, postuló el concepto de la inconsciencia individual y desenterró buena evidencia a favor de su teoría de que la represión sexual y la agresividad traen como consecuencia la histeria y otras neurosis. Sin embargo en términos del budismo, la sexualidad, la agresividad y otras tendencias instintivas que se manifiestan a través de la consciencia mano, son definidas como “deseos mundanos”, tales como la avaricia, la ira y la estupidez. Estas tres – los “tres venenos” – son considerados como pasiones ilusas fundamentales las cuales dan lugar a otras que de ellas se derivan, como ya lo hemos visto (páginas 75-78). La ira por ejemplo, da lugar a la indignación, el odio, la aflicción, los celos y la irritabilidad; la avaricia trae como consecuencia la miseria, la arrogancia y el deseo de ocultar nuestros defectos personales; y la estupidez, con la cual nos referimos a la ignorancia de la verdadera naturaleza de la vida, nos lleva a venenos derivados tales como la decepción y la adulación.
     La consciencia mano podría dar lugar a falsas ilusiones, aún así, tiene cualidades positivas; por ejemplo, la buena fe, la cual sienta las bases para la confianza mutua entre los seres humanos; la capacidad de arrepentimiento o la auto-reflexión, además, acelera nuestra conducta para llegar a un nivel más alto de moralidad; también corresponden a esta consciencia mano las facultades intelectuales de concentración, sabiduría, devoción y perseverancia.

El inconsciente
Conforme se ha dicho, la consciencia mano combina las funciones del pensamiento que han roto los confines de la mera reacción a los asuntos inmediatos con un fuerte conocimiento inconsciente del yo. La definición de consciencia mano nos da la clave de hacia donde buscar la continuidad del sujeto que percibe, piensa y más; pero falla en proporcionarnos la solución al problema de cómo el karma, que nos predispone a ciertos patrones de pensamiento y de conducta, se transmite y opera del pasado al presente y hacia el futuro.


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     Ya que la noción de la consciencia mano no puede resolver estos problemas, la escuela “Consciencia Única” propuso que existía un octavo estrato de consciencia, la consciencia alaya, la cual dijeron que se encontraba en un estrato aún más profundo que la consciencia mano. Se cree que es la consciencia alaya la que experimenta el ciclo de nacimiento y muerte. La palabra sánscrita alaya significa vivienda o receptáculo, y la consciencia alaya obtiene su nombre debido a que todas nuestras acciones -–incluyendo los pensamientos, las palabras y los sentimientos, todo aquello que se manifiesta a través de las funciones de la séptima consciencia – se graban momento a momento en el reino inconsciente de la consciencia alaya como energía que tiene el potencial de influenciar el futuro; estas impresiones son llamadas “semillas”, por lo tanto el reino de la consciencia alaya algunas veces se describe como “almacén de consciencia” o como el “depósito de las semillas”. Cuando aquí hablamos de “semillas” pensamos en ellas en forma análoga a una planta que echa ramas y hojas: las semillas en la consciencia alaya representan el karma, o el poder latente de nuestras acciones para producir efectos futuros.
     El karma almacenado en la consciencia alaya tiene un efecto en las funciones de las primeras siete consciencias – podemos ver esto, por ejemplo, en la forma en que factores tales como nuestro país de nacimiento, nuestra lengua nativa, nuestras costumbres sociales, y el conocimiento y la experiencia que adquirimos dan forma a nuestra personalidad. La gente diferente reconoce y responde a las mismas cosas en formas diferentes, dependiendo de los diversos elementos que han conformado su personalidad. Una persona que ha vivido en circunstancias represivas, por ejemplo, puede revelarse ante la restricción más trivial y por lo tanto, ser incapaz de ver la vida con objetividad.
     Nuestra percepción de la realidad está, obviamente, afectada por nuestras experiencias pasadas. Supongamos por ejemplo que usted fue mordido por un perro cuando era niño. Este evento pudo haber sido tan traumático que, aún ahora, se vea afectado por eso al grado que sienta verdadero terror cuando se encuentra hasta con un perrito inofensivo y amigable. La razón le dice que su miedo no tiene bases racionales, aún así el impulso de evitar a los perros surge de las profundidades de su inconsciencia cada vez que ve uno. Este tipo de reacción puede ser rastreado hasta el evento original que usted vivió y el cual quedó grabado en su consciencia alaya. Para entrar a esto con más profundidad, encontramos que en las profundidades de nuestra consciencia alaya se encuentran un cúmulo de experiencias que hemos almacenado durante nuestras vidas anteriores, y que esta acumulación condiciona nuestra existencia presente. Por ejemplo, las diferencias inherentes en la personalidad de cada individuo pueden ser atribuidas a causas kármicas que tienen su origen en vidas pasadas. Así mismo, las causas kármicas pasadas determinan la condición en la que cada uno de nosotros nace. En el Sutra de la Flor de Guirnalda encontramos el siguiente pasaje:

Referente a los diez actos malvados, quienes los cometen con mayor severidad, crean la causa para caer en Infierno, quienes los cometen menos severamente crean la causa para caer en el Hambre y quienes los cometen levemente crean la causa para caer en la Animalidad. De entre los diez, el acto de matar lo lleva a uno a Infierno, Hambre o Animalidad. Si esa persona renaciera en el estado de Tranquilidad (Humanidad), sufriría los dos tipos de retribución. Primero, su vida sería corta y segundo, sería muy enfermizo.

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     El sutra continúa describiendo todos los diferentes sufrimientos que padecerá la gente si comete uno o todos los diez actos malvados – el grado de sufrimiento será determinado por el acto que haya escogido cometer y por la forma en la que lo hubiera hecho.
     Todas nuestras experiencias y acciones tanto en esta vida como en las anteriores, hayan sido buenas o malas o en algún grado intermedio, se acumulan como semillas en la consciencia alaya, y estas semillas predispondrán directamente nuestras acciones futuras. Ya que las semillas kármicas se encuentran solamente en un nivel muy profundo de la vida, no se ven afectadas por el mundo exterior. Aún así, existe una influencia recíproca entre las semillas que se encuentran en la consciencia alaya y los niveles superficiales de consciencia, donde se manifiestan los tres tipos de acciones – pensamientos, palabras y acciones –.
     A diferencia de la consciencia mano, que funciona en el reino del ego individual, la consciencia alaya tiene un aspecto que la vincula con la vida de la demás gente. El karma se forma no solo por las acciones del individuo sino también por las acciones que dicho individuo realiza en asociación con otras personas. El karma creado y experimentado por un grupo de personas, más que por el de un individuo solo, se identifica en el budismo como karma “compartido” o karma “general”. El estudioso del Majayana en la India, Nagarlluna, en sus Comentarios sobre los Diez Estados interpreta esta idea en relación con la existencia sensible y no sensible: “Los seres sensibles nacen por virtud del karma individual, y los seres no sensibles, por virtud del karma compartido.” En otras palabras, la vida de los individuos manifiesta su existencia como consecuencia de sus acciones individuales, mientras que las formas de vida no sensible – tales como las montañas, los ríos y la tierra misma – derivan su existencia del karma compartido.
     Cuando hablamos de “formas de vida no sensibles” estamos, en términos amplios, refiriéndonos al medio ambiente no sensible, el cual incluye no sólo el mundo natural sino también a la cultura social humana. En este contexto podemos decir que el tipo de cultura o país que tiene un pueblo, se deriva directamente de su karma compartido.
     Así la consciencia alaya contiene no solo el karma individual sino también el karma común a nuestra familia, a nuestra raza, y aún a toda la humanidad. Por lo tanto, el reino de la consciencia alaya vincula ampliamente a todos los seres humanos, y en este sentido se puede decir que engloba la noción de “inconsciente colectivo” postulado por C. G. Jung y legada como parte de la ciencia de la psicología profunda. La teoría de Jung consiste en que cada ser humano posee la totalidad de la herencia humana dentro de los recónditos lugares de su propia psique – esto es, que cada uno de nosotros comparte con todos los demás seres humanos una psique común, la inconsciencia colectiva.
     C. S. Hall, uno de los discípulos de Jung, analizó los miedos comunes entre los seres humanos con respecto a las víboras y la obscuridad y llegó a la conclusión de que dichos miedos no podrían ser totalmente explicados en términos de experiencias únicamente de la vida presente; más bien, dijo, las experiencias personales parecen meramente fortalecer y reafirmar los miedos que ya existen dentro de nosotros. Sugirió que los miedos a las serpientes y a la obscuridad son hereditarios – que son un legado de nuestros remotos ancestros – y que esto demuestra que la memoria ancestral de alguna manera es preservada en el profundo estrato de la psique individual humana.

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     Llevando esto un paso más adelante, podría ser que nuestro inconsciente contiene no sólo los recuerdos de nuestros ancestros humanos sino también aquellos de nuestros ancestros pre-humanos. De hecho, podría ser que las huellas de todos y cada uno de los pasos en nuestra evolución pasada, están registradas en el nivel más profundo de nuestra mente individual.
     Sin embargo, el budismo incursiona todavía más en las profundidades de la existencia humana, enseñando que la mente humana comparte un terreno común con todos los fenómenos – en todos esos fenómenos que son manifestaciones de la fuerza vital cósmica global, la cual está personificada tanto en la existencia del mundo sensible como en el insensible. La sabiduría del budismo, por lo tanto, ilumina no solo el inconsciente y la base en común compartida por los seres humanos y todos los demás seres vivientes, sino también la realidad expresada a través e la totalidad de los fenómenos del universo.
     En virtud de que la consciencia alaya mantiene los efectos potenciales de todas nuestras acciones, tanto buenas como malas, no puede describírsele como intrínsecamente buena o mala. Ya que contiene tanto la pureza como la impureza, la consciencia alaya es el reino en el cual los poderes del bien y del mal llevan a cabo una lucha feroz. Por lo tanto, a menos que tanto el bien como el mal que existen en el terreno de la consciencia alaya estén incluidos en una dimensión más profunda, se mantendrán encerrados en una lucha eterna. Esta reserva parece filosóficamente inaceptable, y por ello los budistas de las escuelas T’ien-t’ai y Juan-yen llegaron a postular la existencia de una novena consciencia, la consciencia amala, un nivel de la psique todavía más profundo que el de la consciencia alaya. La palabra sánscrita amala significa pureza, sin mancha o inmaculada, y así la consciencia amala obtiene su nombre debido a que permanece eternamente no contaminada por el karma. La consciencia amala es en sí misma la máxima realidad incambiable de todas las cosas, y por lo tanto es el equivalente a la naturaleza universal del Buda. En este que es el nivel más profundo de la mente, nuestra existencia individual se expande sin límite para llegar a ser una con la vida del cosmos. A la luz del pensamiento budista, debemos considerar la consciencia amala como el “yo superior”, el cual es eterno e inmutable: Despertando y desarrollando  esta consciencia pura y fundamental podemos resolver la incesante disputa entre el bien y el mal representados por la consciencia alaya y al mismo tiempo capacitar a nuestras otras consciencias para que funcionen en forma iluminada.
     Nichiren Daishonin dio una expresión concreta a la consciencia amala – la realidad fundamental de la vida – en la frase Nam-miojo-rengue-kio, y le dio forma física a su iluminación con la vida cósmica original en el Gojonzon, el objeto de devoción, abriendo así un camino donde toda la gente pueda lograr la budeidad, manifestando el yo superior que está latente dentro de cada persona. Cuando veneramos el Gojonzon encontramos que brotan de nosotros la alegría y la determinación, enfrentándonos cara a cara con la realidad de que nuestra existencia  coexiste con la vida eterna del universo. Cuando nos dedicamos y basamos nuestra vida en esta realidad – la consciencia amala – todas las otras ocho consciencias funcionan para expresar el poder y la infinita sabiduría de la naturaleza del Buda.



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     Esto puede ser explicado en términos de lo que el budismo describe como las “cinco clases de sabiduría”. Cuando alcanzamos la consciencia amala, que corresponde a la “sabiduría de la naturaleza Dharma”, la octava consciencia (o consciencia alaya) se manifiesta en sí misma como el “gran espejo redondo de la sabiduría”, que percibe el mundo sin ninguna distorsión, exactamente de la misma forma en que un espejo perfecto refleja todas las imágenes con total veracidad. La consciencia mano – séptima consciencia – se manifiesta a sí misma como la “sabiduría indiscriminada” la cual percibe la naturaleza básica, común a todas las cosas sin ninguna discriminación entre ellas. La adquisición de esta sabiduría nos capacita para superar nuestro ferviente apego al ego. La sexta consciencia se manifiesta como la “sabiduría para penetrar en lo particular”; a través de ella somos capaces de distinguir los aspectos individuales de todos los fenómenos, de tal forma que podemos tomar el adecuado curso de acción en todas y cada una de las situaciones que se nos presenten. Finalmente, las cinco consciencias se expresan a sí mismas como la “sabiduría de la práctica perfecta”: juntas nos capacitan para desarrollar el poder para beneficiar a los demás tanto como a nosotros mismos.


La novena consciencia y la muerte

El concepto de las nueve consciencias analiza los varios estratos de la vida humana y como simultáneamente arroja luz sobre la totalidad de estos estratos, puede con certeza contribuir de alguna forma a la solución de los problemas que actualmente estamos enfrentando, especialmente en los campos de la medicina y la psiquiatría. En años recientes, la gente involucrada en la medicina para la cura de las enfermedades psicosomáticas ha incorporado en sus terapias ideas budistas o estrechamente relacionadas con el budismo. Por ejemplo, el Dr. O. Carl Simonton, radiólogo y oncólogo, utiliza una terapia que se asemeja al concepto budista de la compasión para ayudar a sus pacientes a superar el resentimiento y la mala voluntad. Primero, el Dr. Simonton hace que el paciente se forme una clara imagen mental de la persona hacia la cual siente ese profundo resentimiento; enseguida, le pide a su paciente que visualice a esa persona sucediéndole cosas buenas – por ejemplo, que se imagine a la persona objeto de su resentimiento recibiendo amor o atención o dinero o cualquier cosa que el paciente sienta que es lo que esa persona más quisiera. Con frecuencia, como resultado de esta técnica de visualización los pacientes pueden superar sus propios sentimientos negativos. Shakyamuni, en sus primero años de prédica, enseñó una técnica de meditación en la cual la persona primero generaba pensamientos de compasión hacia sus seres amados y luego extendía éstos a la gente que realmente le disgustaba. De esta forma la persona puede aprender a manejar su ira, una de las mayores fuentes de desilusión y de deseos mundanos.
     Creo que, presentando un punto de vista integrado de la vida y la muerte atravesando el presente, pasado y futuro, el budismo tiene mucho que ofrecer al campo de la ética medica con respecto a tales problemas, en asuntos tales como el de informar a la gente que su enfermedad se encuentra en etapa terminal, en la eutanasia voluntaria, en el trasplante de órganos, en la fertilización in-vitro y en asuntos relacionados con la ingeniería genética.
     Es en relación con esto que debemos hablar sobre las funciones de las nueve consciencias en términos del ciclo de nacimiento y muerte.

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     La consciencia alaya a veces es llamada “la que no desaparece” debido a que las semillas kármicas acumuladas en ella no desaparecen en el momento de la muerte. Nuestra vida individual en la forma de estas ocho consciencias, continúa aún después de la muerte en el estado de ku o latencia, llevando con ella todo nuestro karma. Sin embargo, las primeras siete consciencias, todas las que funcionan activamente mientras estamos vivos, se retiran en el momento de la muerte a un estado latente dentro de la consciencia alaya. Podemos decir que todos los recuerdos, hábitos y karma acumulado en esta consciencia que se fueron registrando en cada momento de nuestra vida, conforman el yo individual o el marco de referencia de la existencia humana que pasa por el ciclo de muerte y renacimiento. Esta consciencia debe considerarse como el reino que entremezcla todas las causas y efectos que comprenden el destino individual de cada persona.
     Mientras estamos vivos aquí en la tierra todas las primeras siete consciencias funcionan apoyadas por el tallo cerebral, el sistema límbico y las estructuras cerebrales superiores. En términos de neurofisiología podríamos quizá asociar la actividad consciente de la consciencia mano con el funcionamiento de lóbulo frontal de la corteza cerebral (o neocorteza). Si por cualquier razón se destruyera la corteza cerebral, perderíamos el medio para manifestar nuestra actividad mental consciente aunque el tallo cerebral fuera capaz de mantener la vida a un nivel mínimo. Una persona que ha perdido la función cerebral no tiene forma de expresar emociones a través de su cuerpo ni de su mente. Todas las emociones – alegría, tristeza, ira, etc. – se sumergen, retirándose del dominio del consciente para encontrar refugio en la inconsciencia. Una persona en estado de coma no puede expresar deseos o emociones, aún así las profundidades de su psique abrigan una gran diversidad de corrientes mentales. Aún cuando todas las funciones conscientes hayan sido interrumpidas, aún existe en las profundidades de la vida el impulso de seguir viviendo.
     El budismo nos dice que, en el momento de la muerte, la vida sufre un cambio de estado manifiesto a estado latente, o del estado sensible al insensible. Existen tres etapas involucradas en este cambio. Primero, las funciones de las cinco consciencias se tornan latentes, pero la sexta consciencia continúa funcionando. En la segunda etapa la sexta consciencia se retira a la latencia, pero la consciencia mano se mantiene activa, manifestándose como un apasionado apego a la existencia temporal. En la tercera etapa la consciencia mano retrocede al estado latente dentro de la consciencia alaya. En los capítulos previos, cuando hablamos de la posesión mutua de los Diez Mundos (véase la página 125), vimos el concepto de tendencia básica de un ser, y este concepto es crucial si queremos entender la experiencia de la vida después de la muerte. Durante la transición a la muerte, de lo sensible a lo insensible, nuestra capacidad para responder a los estímulos externos se vuelve latente y nuestra vida queda fija en el estado que hayamos establecido como nuestra tendencia básica. Por lo tanto, conforme se aproxima la muerte, somos menos y menos capaces de utilizar los medios mundanos para cambiar nuestra condición: en este momento ni la riqueza, ni el poder, ni el estatus social, tampoco el amor de los demás pueden ayudarnos, y aún los grandes pensamientos y filosofías, si las comprendimos sólo superficialmente y fallamos en hacerlas parte de nuestra vida, mostrarán ser totalmente inútiles para nosotros al enfrentarnos a una muerte inminente.


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     Conforme la vida pasa del estado manifiesto al estado latente, perdemos nuestro poder para influir en el medio ambiente o para ser influenciados por él y – así  como el agua pasa del estado líquido al sólido – nuestra tendencia básica se “congela”.
     Por ejemplo, la consciencia alaya de quienes hubieran establecido el estado de Infierno como su tendencia básica, se sumergirá en el momento de su muerte en el estado de Infierno inherente a la vida cósmica y ahí sufrirá futuras agonías. Una persona continuamente gobernada por los deseos en esta vida se sumergirá en el reino del estado de Hambre de la vida cósmica, para ahí atormentarse por todo tipo de frustraciones, y una persona inclinada hacia el estado de Animalidad, cuando su consciencia alaya se sumerja en la vida cósmica, experimentará un estado ininterrumpido de feroz Animalidad.    
     Por el contrario, una persona que ha creado en su vida en la tierra la tendencia básica bien sea de Tranquilidad o Éxtasis será capaz de superar el dolor físico de la muerte y experimentar un sentimiento de regocijo. La gente cuya tendencia básica sea el Aprendizaje o la Absorción disfrutará una profunda satisfacción espiritual y las personas en el estado de Bodisatva (aspiración a la iluminación) conservarán sus sentimientos de compasión y altruismo en la muerte como si aún estuvieran vivos y hasta  podrían ver su propia muerte como una oportunidad para servir de inspiración o para beneficiar a otros. Finalmente, el Estado de Buda, es el manantial de sabiduría, valor y compasión, y una persona que hubiera establecido firmemente este estado de vida, puede someter el miedo a la muerte hasta el punto de ser capaz de utilizarse a sí mismo para dirigir a otros a la iluminación.
     Sin embargo, el valor y la compasión del Bodisatva y del Estado de Buda no pueden fingirse. La muerte exhibe implacablemente la cobardía, aunque nosotros nos hayamos ingeniado totalmente para ocultarla durante toda la vida. Cuando vemos a la muerte directamente a los ojos, es demasiado tarde para arrepentirnos de las cosas que pudimos haber hecho o dejado de hacer. Por lo tanto es esencial que nos esforcemos por vivir cada momento de nuestra vida de la mejor forma posible.
     El budismo habla de tres tipos de sufrimiento; sufrimiento físico, producto del dolor físico; sufrimiento mental, que nace de la destrucción o de tergiversar la felicidad; y sufrimiento fundamental (o existencial), el cual surge de la impermanencia de todos los fenómenos. El miedo a la muerte, problema que la religión inevitablemente debe atacar, es un ejemplo clásico de este tercer tipo de sufrimiento. El budismo está dirigido a liberar a la gente del miedo a la muerte guiándola a comprender la eternidad de la vida. Aquellos que han alcanzado el reino de la novena consciencia pueden enfrentar la muerte con un profundo sentido de alegría y satisfacción, habiendo comprendido la verdadera implicación del nacer y morir en términos del ámbito de la eternidad y por lo tanto con total confianza de su eventual renacimiento. A través de la práctica budista es posible lograr este tipo de actitud.


Las Nueve Consciencias y el Yo Humano

La palabra “yo” o “ser” con frecuencia es usada en un sentido negativo, implicando egoísmo o un comportamiento egocéntrico, pero este uso se refiere solamente a lo que en el budismo se conoce como el yo inferior.


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     Existe además el yo superior – el verdadero ser. Este trasciende al yo inferior y se expande para hacerse uno con el gran océano de la vida cósmica. La totalidad de la filosofía budista se centra en la idea de salir de la prisión del yo inferior para alcanzar el infinitamente amplio yo superior o verdadero ser. La teoría de las nueve consciencias se desarrolló como un medio para ayudarnos a alcanzar esta meta.
     Si hurgamos progresivamente a mayor profundidad en la mente, desde su superficie exterior hasta la psique interna, o desde lo consciente hasta los niveles más profundos del inconsciente, encontramos que el ser ocupa una cantidad progresivamente mayor de espacio de vida. Las primeras seis consciencias, las funciones de la vida diaria de la mente consciente, son aquellas que el ser experimenta solamente en los primeros seis de los Diez Mundos – un ser cuyo espacio subjetivo es tanto superficial como transitorio. En estos estados estamos completamente atrapados en reaccionar a los eventos de la vida diaria; cualquier alegría que podamos experimentar en ellos puede ser destruida fácilmente en una tormenta de impulsos instintivos, deseos, emociones y fuerzas kármicas.
     El Dr. Paul D. Maclean, científico investigador del gobierno de los Estados Unidos y autoridad en el campo de la evolución cerebral y el comportamiento, ha rastreado los impulsos instintivos y las emociones hasta el funcionamiento del cerebro primitivo o paleocorteza, y el cerebro mamalio o arquicorteza. Él explica que la función de la neocorteza es ejercer el control sobre la profusión de estos impulsos instintivos. Yo creo que la práctica budista nos capacita para elevar estos impulsos y desarrollar el poder para alcanzar los mundos más elevados: Aprendizaje, Absorción (Realización), Bodisatva y Budeidad.
     Las funciones de las primeras seis consciencias están confinadas dentro de los límites del yo inferior. En contraste, las funciones de la séptima consciencia, la consciencia mano, nos permiten elevarnos más allá de nuestras reacciones inmediatas a las cambiantes condiciones dentro de los Seis Senderos para ver las cosas objetivamente, descubriendo un nuevo estado de vida en el cual nuestro espacio subjetivo se amplía grandemente. Por lo tanto, puede decirse que las funciones de esta consciencia corresponden a las funciones de pensamiento de la gente que está en los estados de Aprendizaje y Absorción – incluyendo, por ejemplo, el tipo de pensamiento involucrado en el estudio de la creación abstracta y artística; y así estas funciones nos capacitan para  trascender el reino de los pensamientos cotidianos y el relativo poder superficial de discernimiento de la sexta consciencia. Por toda la historia la mayoría de los estudiosos y los artistas han sido gente que ha experimentado el despertar de la consciencia mano: la inteligencia que genera ha sido la fuerza que los lleva a buscar el conocimiento sobre las leyes que rigen a la sociedad, la historia, el universo natural y los diferentes tipos de expresión artística. Sin embargo, el yo que emerge de la séptima consciencia y de los estados de Aprendizaje y Absorción aún no está libre de los impulsos ni de las catástrofes que gobiernan y rodean a una persona dominada por el ego – muy por el contrario; la gente en estos estados corre el riesgo de hacerse arrogante con respecto a sus logros, y fácilmente cae prisionero de la poderosa tendencia del apego al yo desarrollada por esta consciencia.
La octava consciencia, la consciencia alaya,  es un verdadero remolino de karma, bueno y malo. De acuerdo con un sutra budista, “Nosotros los mortales comunes creamos impedimentos kármicos día y noche llegando a  800,004,000  pensamientos”:  ya que no

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sólo nuestros pensamientos sino también nuestras palabras y deseos quedan registrados en este terreno, podemos ver que combina tanto lo bueno como lo malo o iluminación e ilusión – fuerzas opuestas trabadas en eterna lucha. Esta perpetua competencia no puede ser resuelta  mediante los poderes de pensamiento que tienen las personas que viven en los mundos de Aprendizaje y Absorción. En este sentido, el terreno de los Diez Mundos que corresponde a la octava consciencia, es el de Bodisatva, quien combate la maldad que lleva dentro a través de sus esfuerzos para llevar a otros a la iluminación. En otras palabras, Bodisatva es el estado en el cual desarrollamos el poder de la compasión y formamos así el buen karma del altruismo, trabajamos para someter el karma negativo que ha sido gravado en el estrato interno de la vida – esto es, trabajamos hacia la auto re formación. Solamente en el estado de Bodisatva, en el cual rompemos los muros del egoísmo y dedicamos nuestra vida al beneficio de los demás, podemos tener un efecto significativo sobre la consciencia alaya. Aún así, la consciencia alaya nunca puede estar totalmente libre de falsas ilusiones: la pureza total sólo se encuentra en la novena consciencia, la consciencia amala.
     Nichiren Daishonin inscribió el Gojonzon como la personificación de la consciencia amala, o la realidad última. En su escrito “El Verdadero Aspecto del Gojonzon”, establece:

Jamás busque este Gojonzon fuera de usted misma. El Gojonzon existe sólo en la carne mortal de nosotros, las personas comunes que abrazamos el Sutra del Loto e invocamos Nam-miojo-rengue-kio. El cuerpo es el palacio de la novena consciencia, la realidad invariable que reina sobre todas las funciones de la vida[1].

     La consciencia amala, la realidad última, cuya existencia se encuentra en forma potencial dentro de todas las formas de vida, se manifiesta cuando creemos en el Gojonzon y nos dedicamos a cantar Nam-miojo-rengue-kio. El Gojonzon es el objeto de devoción que personifica la consciencia amala, y al abrazar el Gojonzon comprendemos esta realidad dentro de nosotros. Comprendiendo la fuerza vital de la consciencia amala somos libres de usar las funciones de las otras ocho consciencias para mejorar nuestra vida y la de los demás.
     Cuando nuestra vida está enraizada en la consciencia amala, puede manifestar el poder para transformar totalmente el engranaje de las causas y los efectos que conforman la consciencia alaya; esto se debe a que está basada en la iluminación y no en las falsas ilusiones. Igualmente, no podemos ser arrastrados por las funciones de las primeras ocho consciencias. A modo de analogía, un pedazo de madera flotando en un río está a merced de la corriente y pronto será arrastrado, pero aún la más poderosa corriente no puede arrastrar una isla hecha de roca.
     El Daishonin escribe: “Base su corazón en la novena consciencia y su práctica en la sexta consciencia.”[2] Cuando anclamos nuestra existencia en nuestra fe en el Gojonzon y nos dedicamos a la práctica budista en nuestra vida diaria, podemos manifestar infinita sabiduría, poder y compasión y lograr una reforma interior fundamental. De esta forma, podemos establecer una base inamovible para la verdadera felicidad.



[1] Los Principales Escritos de Nichiren Daishonin, Vol. Uno, página 217
[2] Gosho “Sobre el Infierno y la Budeidad”, The Mayor Writtings of Nichiren Daishonin, Vol. 2, pág. 244

miércoles, marzo 27, 2013

Frases y Orientaciones.


Nichiren escribió que la ira puede ser algo bueno o algo malo. La cólera egocéntrica genera el mal, pero la que se despierta ante la injusticia social se convierte en la fuerza motriz de la reforma. El lenguaje contundente que censura y combate un gran mal a menudo genera reacciones adversas en el ámbito social; pero eso no debe intimidar a quienes creen que están en lo cierto. Un león es león gracias a su rugido. Daisaku Ikeda, presidente de la SGI

domingo, marzo 10, 2013

El logro de la Budeidad en esta existencia.


[Fuente: IKEDA, Daisaku: Conferencias sobre “El logro de la Budeidad en esta existencia”. Publicado originalmente en la revista Daibyakurenge.]


PARTE 1
¿En qué consiste una vida de profundo significado? ¿Qué es la verdadera felicidad? El budismo de Nichiren Daishonin es una enseñanza de esperanza, que nos permite construir un estado de felicidad indestructible e insuperable, y una vida de supremo valor, mientras ayudamos e inspiramos a otros a hacer lo mismo.
Todos poseen el potencial de lograr la Budeidad; es más, cada persona puede llegar a ser un buda tal como es, y este logro está asegurado en el transcurso de esta existencia. El budismo de Nichiren Daishonin muestra claramente el espléndido camino hacia la iluminación.
La profunda enseñanza sobre el logro de la Budeidad en esta existencia fue un concepto revolucionario, que cambió radicalmente el pensamiento budista imperante hasta esa época. Es más, sigue brillando hoy en día, como un principio capaz de transformar vigorosamente la época y de abrir un futuro brillante al mundo moderno en el siglo XXI.
[…]
El profundo significado de hacer daimoku
“Si desea liberarse de los sufrimientos del nacimiento y la muerte que ha venido soportando desde el tiempo sin comienzo, y manifestar sin falta una iluminación insuperable en esta existencia, debe percibir la verdad mística que existe en todos los seres vivos en forma inherente y primigenia. Esta verdad esMyoho-renge-kyo. Por lo tanto, recitar Myoho-renge-kyo le permitirá aprehender la verdad mística que existe de manera innata en todas las formas de vida.” (The Writings of Nichiren Daishonin (WND), Soka Gakkai, Tokio, 1999, pág. 3)
El logro de la Budeidad en esta existencia es un importante escrito que esclarece, desde las bases, la teoría y la práctica del budismo de Nichiren Daishonin. Los miembros de la SGI en todo el mundo han profundizado su comprensión de las enseñanzas budistas estudiando esta obra como guía para su práctica y estudio.
Aunque no se ha conservado el texto original, y se desconocen tanto la fecha de su redacción como el destinatario, en general las fuentes coinciden en que pudo haber sido escrito alrededor de 1255, y dirigido a Toki Jonin.

[…]
La práctica del daimoku es la base de todas las enseñanzas que expuso el Daishonin a lo largo de su vida. El budismo de Nichiren Daishonin, a diferencia de las escuelas budistas difundidas en su época, no consistía en la veneración a una deidad o buda específico. El Daishonin estableció el medio para que todas las personas lograran la iluminación —ideal del Sutra del loto— formulando la práctica de entonar Nam-myoho-renge-kyo, que nos permite activar nuestra naturaleza de Buda inherente y manifestarla como el estado de vida de la Budeidad.
Hay dos aspectos en el daimoku del budismo expuesto por Nichiren Daishonin: el daimoku de la fe y eldaimoku de la práctica. El primero es el aspecto espiritual de nuestra práctica. Esencialmente, consiste en la lucha que libramos en nuestro corazón contra la oscuridad o ilusión intrínseca, es decir, una batalla contra las fuerzas negativas o destructivas que hay en nosotros. Esta contienda implica romper la oscuridad que envuelve nuestra naturaleza de Buda y hacer surgir, mediante la fuerza de la fe, el estado de la Budeidad. Por otro lado, el daimoku de la práctica es la entonación de Nam-myoho-renge-kyo y la transmisión de esta práctica a otras personas. Es un esfuerzo con la palabra y con la acción, que se lleva a cabo por la felicidad de nosotros y la de los demás, como evidencia de nuestra contienda espiritual contra la negatividad y la ilusión.
Cuando entonamos Nam-myoho-renge-kyo, estamos proclamando el nombre de nuestra naturaleza de Buda y de la naturaleza de Buda ajena, y haciéndola aflorar. Cuando nuestra fe se impone a la duda interna y a la ilusión, el poder de nuestra naturaleza de Buda inherente se activa mediante la vibración sonora de nuestro daimoku y espontáneamente se manifiesta en nuestra vida.
El punto clave que distingue al budismo de Nichiren Daishonin de otras escuelas budistas de su época fue haber establecido este medio concreto para lograr la Budeidad. Desde la primera vez que proclamóNam-myoho-renge-kyo hasta el momento de su muerte, el Daishonin ardientemente luchó por enseñar este camino supremo hacia la iluminación a toda la población de su tierra.
En el fragmento con que comienza El logro de la Budeidad en esta existencia, el Daishonin expresa clara y completamente la filosofía básica de la salvación que palpita en el centro de su enseñanza, que existe para que todas las personas sean felices.

[…]
[Este pasaje] dice que manifestando desde nuestro interior la verdad mística inherente a todos los seres vivos, podemos liberarnos de los sufrimientos incesantes del nacimiento y la muerte. El nombre de esa verdad mística es Myoho-renge-kyo, y la forma de manifestarla es entonar Myoho-renge-kyo.
El significado de nuestra existencia como seres humanos

“Sin embargo, aunque usted recite Nam-myoho-renge-kyo y crea en él, si piensa que la Ley está fuera de usted mismo, no está abrazando la Ley Mística, sino una enseñanza inferior.”  (WND, pág. 3.)
La idea de “lograr la Budeidad en esta existencia” se refiere a que una persona común, en el transcurso de esta vida, llegue a ser alguien iluminado. Lo que esto significa, por extensión, es que puede lograrlo sin dejar de ser la persona que es. En tal sentido, “lograr la Budeidad en esta existencia” es sinónimo de “lograr la Budeidad con la forma que uno posee” (...)
Esta idea contrasta marcadamente con las enseñanzas previas al Sutra del loto, según las cuales uno sólo puede lograr la iluminación después de haber practicado austeridades a lo largo de existencias incontables. Como el estado de Budeidad es inseparable de la Ley Mística eterna y rebosa de sabiduría y de benevolencia infinita, en general solía ser visto como algo ajeno por completo a la experiencia humana, y separado de la vida de la gente común, impregnada de ilusión. Se creía que lograr la iluminación requería superar ese abismo insondablemente profundo entre el Buda y la gente común (…)
El budismo de Nichiren Daishonin esclarece que esta existencia actual, en la cual pudimos nacer como seres humanos, es el preciso momento de hacer realidad el logro de la Budeidad con la forma que uno posee, revelado en el Sutra del loto. Esto lo llevó a esclarecer su profunda enseñanza sobre el logro de la Budeidad en esta existencia.

[…]
En el caso de los seres humanos, el Daishonin asigna mucha importancia a la existencia en curso. Desde luego, no sólo los seres humanos poseen la Budeidad; ésta es patrimonio de todas las criaturas vivientes, que tienen el potencial de desplegar la Budeidad durante esta existencia. El motivo por el cual Nichiren Daishonin recalca el logro de la Budeidad en esta vida es que su foco de interés, siempre, en cualquier circunstancia, está puesto en la felicidad de los seres humanos.
El corazón humano es sensible, multifacético y diverso; posee la capacidad de lograr hazañas inconcebibles. Pero por esa misma razón, a menudo también experimenta grandes padecimientos y tormentos. Del mismo modo, el corazón humano puede verse atrapado en una interminable espiral negativa y descendente.
[…]
Como lo muestran muchos de sus escritos, el Daishonin reiteradamente hizo énfasis en la importancia de la mente o corazón. En este reino interior de la vida existe el potencial de imprimir un cambio drástico del bien al mal, o del mal al bien. Por tal razón, la enseñanza del Daishonin sobre el logro de la iluminación puede verse como un proceso que comienza con el cambio interior. En otras palabras, empleando el recurso interior de la fe podemos vencer las funciones negativas que habitan en nosotros —funciones gobernadas por la oscuridad fundamental que anida en el corazón humano— y manifestar las funciones positivas de la vida, inseparables de la naturaleza del Dharma; es decir, nuestra Budeidad.
[…]
PARTE 2
El énfasis en el cambio interior

“Por lo tanto, cuando entone myoho y recite renge, debe hacer surgir la profunda convicción de queMyoho-renge-kyo es su propia vida.” (WND, pág. 3.)
“Haga surgir una profunda fe y lustre su espejo día y noche, con ahínco y esmero. ¿De qué manera lustrarlo? Tan sólo entonando Nam-myoho-renge-kyo.” (WND, pág. 4.)
En El logro de la Budeidad en esta existencia, el Daishonin explica cabalmente que nadie puede manifestar la iluminación sin emprender un profundo cambio en su propia vida; es decir, sin transformar su disposición espiritual y su mente.
Ante todo, dice que la verdad mística de la que están dotados todos los seres vivos “revela el principio de la inclusión mutua entre todos los fenómenos y cada instante de la vida”. (WND, pág. 3) Esto significa que nuestra vida o nuestra mente, a cada instante, abarcan todos los fenómenos y los impregnan. Esto podría describirse como un estado de vida inseparable del universo.
A la vez, el Daishonin advierte que si buscamos la Ley Mística fuera de nosotros mismos, por muchodaimoku que hagamos, no podremos lograr la iluminación; por el contrario, nuestra práctica budista sólo se convertirá en “una austeridad dolorosa e interminable”. (WND, pág. 4) Lo dice claramente: “Aunque usted recite Nam-myoho-renge-kyo y crea en él, si piensa que la Ley está fuera de usted mismo, no está abrazando la Ley Mística, sino una enseñanza inferior”. (WND, pág. 3)
El Daishonin explica que la clave para entonar el daimoku es armarnos de una fe profunda, y declara que cuando lo hacemos, podemos pulir y perfeccionar nuestra vida, y manifestar un estado iluminado.

[…]
Además, el Daishonin habla de “la entidad mística del Camino Medio, que constituye la realidad suprema”; en otras palabras, la naturaleza mística e insondable de la vida, mente y corazón, que se manifiesta como la Budeidad. De este modo, indica que Myoho-renge-kyo es la Ley Mística de la vida, del mundo interior de nuestro ser. Sobre esta base, afirma que cuando hacemos daimoku con profunda fe en la Ley Mística, podemos lograr la Budeidad en esta existencia.

[…]
Una enseñanza de humanismo auténtico

A continuación, quisiera analizar desde tres puntos de vista la importancia que tiene la enseñanza del Daishonin sobre el logro de la Budeidad en esta existencia.
En primer lugar, me gustaría señalar que cuando el Daishonin abrió el camino para que todas las personas manifestasen la Budeidad en esta existencia mediante la práctica del daimoku, estableció por primera vez una enseñanza de auténtico humanismo. Podría decirse que abrir el camino hacia la iluminación de todas las personas es un requisito de cualquier religión que se considere verdaderamente humanística. Aquí, creo yo, encontramos la significación religiosa o filosófica del principio sobre el logro de la Budeidad en esta existencia.
[…]
En segundo lugar, al abrir el camino hacia el logro de la Budeidad en esta existencia, el Daishonin nos permitió vivir basados en el poder infinito de la Ley Mística; es decir, construir vidas sólidas y seguras, que nos brinden el coraje y la convicción de ser individuos autónomos. Este es el significado de lograr la Budeidad en esta existencia desde el punto de vista de la vida individual.
En el budismo del Daishonin, lograr la Budeidad no es iniciar un larguísimo viaje interminable hasta irradiar luz como budas de aspecto divino; antes bien, es hacer una transformación profunda en nuestro propio ser. Esta propuesta revolucionaria sobre la iluminación modificó por completo todo el significado de la práctica budista conocida hasta ese momento.
En otras palabras, no es cuestión de practicar para escalar la cumbre más alta de la iluminación en algún punto del futuro lejano. Aquí se habla de una lucha interior constante, que se lleva a cabo a cada momento, entre dos tendencias opuestas: revelar nuestra naturaleza del Dharma inherente, o dejar que nos gobiernen nuestra ilusión y nuestra oscuridad fundamental. Este empeño incesante por perfeccionar nuestra vida constituye la esencia y el corazón de la práctica budista.
Sólo podemos triunfar en la vida y revelar nuestro potencial pleno cuando vencemos nuestra oscuridad interior y nuestra propia negatividad.

[…]
El significado de lograr la Budeidad en esta existencia desde el punto de vista colectivo

“El Sutra del loto es el rey de las enseñanzas, el camino directo hacia la iluminación, pues explica que la entidad de nuestra vida —que a cada momento manifiesta el bien o el mal— en realidad es la entidad de la Ley Mística. Si usted recita Myoho-renge-kyo con profunda fe en este principio, con toda seguridad logrará la Budeidad en esta existencia. Por eso, el sutra señala: “Cuando yo haya pasado a la extinción, deberéis aceptar y mantener este sutra. Quien lo haga accederá al Camino del Buda con total certeza y sin ninguna duda”. Nunca dude en lo más mínimo.” (WND, pág. 4.)
En tercer lugar, digo que el principio sobre el logro de la Budeidad en esta existencia es significativo porque brinda a la humanidad una gran esperanza y abre la ruta para transformar el destino de todo el género humano. En esto yace su significado o trascendencia desde el punto de vista colectivo.
[…]
No podremos resolver los muchos problemas que enfrenta el mundo de hoy —la obsesión por el crecimiento económico, la política privada de humanismo, los conflictos internacionales, la guerra, la creciente desigualdad entre ricos y pobres, y la discriminación atroz—, sin superar las ilusiones humanas fundamentales, como la furia, la codicia y la estupidez.  Una conclusión que he podido sacar en mis diálogos con pensadores de primer calibre es que la única solución real reside en el cambio interior del ser humano; la única clave yace en la “revolución humana”.
Podría decirse, además, que sin establecer una visión correcta de la vida y la muerte, no podremos conquistar la oscuridad y la ilusión que anidan en el nivel más profundo de la vida humana. Es imposible lograr una felicidad verdadera y perdurable sin una visión de la vida y la muerte como la que sintetiza el Camino Medio, que rechaza las doctrinas extremas de la aniquilación y de la eternidad.
Los seres humanos sólo podremos cambiar cuando conquistemos nuestra oscuridad interior y redescubramos la dignidad eterna que posee nuestra propia vida en forma innata. Si los individuos cultivan ese noble espíritu propio de la condición humana, se producirá un cambio directo en el destino de la humanidad. Con esta convicción, en la SGI hemos venido trabajando durante décadas, para crear una red de bien que envuelva el mundo entero.

sábado, marzo 02, 2013

No temerle al coraje.


La cobardía se alimenta de la duda.  La valentía de la convicción. El coraje no se puede “pensar” o  elaborar mentalmente, es acción pura y decidida. En  general, se lo identifica  con el impulso provocado por un sentimiento; pero en el Budismo, es un estado activo que surge de la  misericordia  y se basa en la sabiduría.
Una persona que siente verdadera misericordia, tiene el coraje de ponerse de pie para luchar por la verdad. Josei Toda es el ejemplo irrefutable de lo que puede lograr un espíritu  indómito, no  temerario sino cociente de su fuerza interior.
Cuando  una persona  corta las cadenas del miedo, crea una atmósfera tan radiante  y tranquilizadora a su alrededor, que todos crecen a gusto y avanzan a partir de su visión amplia y optimista.  Y quien ha vencido el miedo en su fuero íntimo logra encender la flama del coraje en innumerables corazones  dominados por el temor.
El miedo sobreviene, el coraje se obtiene  este es nuestro gran desafío

viernes, marzo 01, 2013

Resumen del Sutra del Loto. Parte 1.


Introducción a la serie
La sabiduría del Sutra del Loto –Un diálogo sobre la religión en el siglo XXI” (DLS – 1, 2, 3)
Los participantes en el diálogo echan un vistazo a la realidad de la vida humana y el medio ambiente de la tierra al terminar el siglo XX. Ellos ven la situación como calamitosa, señalando la falta de influencia que puede tener una sola persona en los eventos del mundo. Encuentran el origen de la crisis que afronta la humanidad en la pérdida de una filosofía de vida funcional. El presidente Ikeda dice:
Algunos dicen que el estado de ánimo preponderante en el mundo actual es la impotencia. Sea cual fuere el caso, todos estamos muy conscientes de que las cosas no pueden seguir como hasta hoy. Sin embargo, las decisiones sobre temas políticos, económicos y ambientales parecen tomarse en algún lugar muy fuera de nuestro alcance. ¿Qué puede lograr hacer un individuo, en vista de las gigantescas instituciones que gobiernan nuestro mundo? Este sentimiento de impotencia alimenta un círculo vicioso que sólo consigue agravar el cuadro y alentar en la gente la idea de que todo es inútil. (Seikyo Times, abril de 1995, pág. 37)
Entre los participantes, no existe duda para declarar que la necesidad de un cambio fundamental en lo que creen los humanos es del valor más elevado. Ellos señalan que es el Sutra del Loto el que proporciona el discernimiento fundamental de que la vida en sí es lo más valioso
El presidente Ikeda contrasta la desesperanza de la época actual con el poder que se puede manifestar basados en la realización de la esencia de la enseñanza del Sutra del Loto:
En el extremo opuesto de esta percepción de impotencia, la filosofía del Sutra del Loto nos enseña que cada instante de la vida abarca tres mil estados posibles1 (ichinen sanzen) y nos orienta a aplicar esta enseñanza en nuestra vida diaria. El principio de que un instante vital abarca tres mil estados nos dice que la determinación esencial interior (ichinen) de una persona puede transformar cualquier cosa. Esta enseñanza da expresión suprema al potencial infinito y la dignidad inherente a la vida de cada ser humano. (Seikyo Times, abril de 1995, pág. 37)
Ellos discuten la diferencia entre conocimiento y sabiduría. Las enseñanzas que tienen el poder para cambiar verdaderamente a cada persona y el medio ambiente total no pueden ser transmitidas a la manera en que se transfieren las acciones en Wall Street. De esta forma, el presidente Ikeda presenta el tema del mentor y el discípulo que será el eje de muchos de los episodios, principios y verdades en los capítulos del Sutra del Loto:
El conocimiento se puede transmitir de una persona a otra; la sabiduría, por el contrario, no. La única forma de desarrollar sabiduría es adquirirla a través de la experiencia personal. Es una de las razones por las cuales el Sutra del Loto deposita tanto énfasis en la relación de maestro y discípulo, una relación que exige a ambas partes una entrega total de vida a vida. . (Seikyo Times, abril de 1995, pág. 42)
Reafirmando la propagación del Sutra del Loto como el medio para que todos los seres humanos alcancen la felicidad absoluta, los participantes comprenden que el propósito del diálogo es comunicar la “sabiduría” del Sutra del Loto que tocará el corazón de todas las personas.
Nichiren Daishonin expuso la esencia del Sutra del Loto; por eso, estudiar el Sutra del Loto es lo mismo que estudiar las enseñanzas del Daishonin. Del mismo modo, el estudio de las enseñanzas del Daishonin conduce a la comprensión del Sutra del Loto. Es como una moneda que puede verse en sus dos caras. En consecuencia, cuando analizamos el Sutra del Loto, no estamos sólo estudiando las enseñanzas del buda Shakyamuni. Estamos emprendiendo la tarea mucho más comprometida de explorar las enseñanzas del Daishonin con la mira puesta en el futuro distante. (Seikyo Times, agosto de 1995, pág. 6) 
Notas.
  1. Tres mil reinos en un simple momento de vida” es un sistema filosófico expuesto por T’ien-t’ai de la China, basado en el Sutra del Loto. La expresión “tres mil” es una integración de los Diez Mundos, su posesión mutua, los diez factores y los tres reinos de existencia. Estos principios componentes pueden ser considerados como las tres mil condiciones que puede manifestar la vida en un simple momento.

Capítulo Uno
Introducción (DLS – 4, 5)
Este es el capítulo inicial del Sutra del Loto y comienza, como lo hace la mayoría de los sutras, con la frase “Esto es lo que yo escuché”.
La congregación es presentada con el Pico del Águila como escenario. Hay una vasta asamblea de bodhisattvas, arhats1, personas de los dos vehículos, humanos, reyes, dioses, seres animales, demonios y otras criaturas. El Buda es asistido por decenas de miles de discípulos y seguidores de diversos niveles de iluminación. El sutra informa que Shakyamuni predicó el Sutra de los Infinitos Significados y luego ingresó en una profunda meditación llamada “el samadhi del lugar de los infinitos significados”.
Surge una discusión entre los bodhisattvas representativos de la gran diversidad de la asamblea que se ha reunido en medio de los maravillosos fenómenos que se despliegan mientras el Buda está en profunda meditación. Ellos están de acuerdo en que todos son presagios de que el Sutra del Loto está por ser predicado. De manera similar, nosotros debemos buscar prodigios más profundos para nuestra propia vida conforme leemos el Sutra del Loto. El presidente Ikeda nos pide ser cuidadosos porque los eventos se están desarrollando en muchos niveles.
El señor Toda no quería que el Sutra del Loto fuese tomado como una historia fantasiosa, alejada de la realidad. Ni que se creyera que el Budismo era una abstracción inconsistente. Por otro lado, estaba convencido de que el Sutra del Loto y el Budismo no tenían nada que ver con la fantasía ni con la abstracción. Sabía positivamente que el Sutra del Loto era la Ley de la vida, la Ley que existe en lo profundo de cada persona.
Es una película, de dimensiones colosales, proyectada sobre la pantalla del universo entero. Todo el cosmos es el escenario del Sutra del Loto; todos los budas han logrado su iluminación basados en la Ley Mística. Y es el Sutra del Loto el que revela esa Ley fundamental, Nam-myoho-renge-kyo. Como preludio a la presentación de dicha Ley, suceden presagios sorprendentes en gran cantidad. (Seikyo Times, setiembre de 1995, pág. 23)
En la Introducción, los principales bodhisattvas compartieron sus experiencias del Sutra del Loto que habían sido predicados muchas veces en el pasado de diversas maneras. En este entorno, ellos comparan y correlacionan las muchas apariciones de los budas y las diferentes formas en que fue expuesto el Sutra del Loto- Esto es abarcado por el término “Sutra del Loto universal”.
La verdad suprema es una sola, pero se la expresa de muy diversas formas. No obstante ello, todas estas formas son el Sutra del Loto. El Sutra del Loto universal es la enseñanza en la cual un buda revela y hace accesible a la gente la Ley con respecto a la cual él mismo está iluminado, la Ley para poder lograr la Budeidad, de tal forma que las personas logren la auténtica felicidad y la tranquilidad. (Seikyo Times, setiembre de 1995, pág. 25)
Después de esto, ellos vuelven su atención a la frase inicial, “Esto es lo que yo escuché” o “Así oí yo”. Como siempre, con nuestro estudio del Sutra del Loto, aprendemos que la más corta de las expresiones puede estar cargada de profundos significados. Los participantes en el diálogo exploran profundamente el significado de “Esto es lo que yo escuché”. En el Pico del Águila, en el año 475 a.C., la audiencia de Shakyamuni estaba compuesta principalmente por discípulos llamados “los que escuchan la voz”. Como monje o monja, la persona estaba en un camino en el reino del aprendizaje. La meta de Shakyamuni era hacer que estos discípulos se automotivaran para transformarse como bodhisattvas y que actúen con la misericordia del Buda.
En el texto del sutra, “Esto es lo que yo escuché” se refiere a las palabras del discípulo Ananda, quien era un asistente personal de Shakyamuni y estaba siempre presente y escuchando la prédica del Buda. Ya sabemos que hay múltiples niveles en los cuales se puede interpretar la enseñanza. El presidente Ikeda explica:
El Daishonin aplica el principio de “texto, significado e intención”. “Texto” se refiere al contenido literal del sutra. “Significado” indica la doctrina o principio que dicho texto refleja. Cuando uno se restringe a examinar sólo el aspecto literal de una escritura, se queda en el umbral del "significado".
Pero de nada sirve analizar en detalle el “texto” y el “significado” del Sutra del Loto, si no llegamos a su corazón, es decir, a su verdadera “intención”. El Daishonin llega a la conclusión de que “’La sustancia de la doctrina’ no es otra que Nam-myoho-renge-kyo” (Gosho Zenshu, pág. 709).
No debemos leer el sutra como si fuera algo separado de nosotros mismos. En cambio, deberíamos “escucharlo” para “aplicarlo a nuestra propia vida”, como la “mismísima Ley de nuestro propio ser”. (Seikyo Times, setiembre de 1995, págs. 27-28)
El presidente Ikeda continúa para aclarar que la conexión más profunda que atraviesa “Esto es lo que yo escuché” es el vínculo de maestro y discípulo:
La esencia de “Esto es lo que yo escuché” es la inseparabilidad entre el maestro y el discípulo. Y esta es la quintaesencia de la transmisión budista.
En esta gesta humana que es la relación de maestro y discípulo, existe mutua consonancia y respuesta entre el deseo de un buda de salvar a todas las personas y el deseo del discípulo que quiere corporificar y propagar las enseñanzas de su maestro. Y el epítome de esta coincidencia es la frase “Esto es lo que yo escuché”. (Seikyo Times, setiembre de 1995, pág. 28)
Notas
  1. Arhat: Un “digno”, alguien que ha alcanzado el más elevado estado de iluminación del Hinayana. El Sutra del Loto insta a rechazar la meta de un arhat y, más bien, esforzarse por el más elevado estado de iluminación, el de la Budeidad.



Capítulo Dos
Medios hábiles (DLS – 6, 7, 8, 9)
El capítulo “Medios hábiles” es el capítulo más importante de la primera mitad (capítulos 1-14) del Sutra del Loto. El inicio del capítulo explica que la sabiduría del Buda sólo puede ser comprendida por los budas y aclara la razón del advenimiento de un buda en un mundo para “abrir la puerta de la sabiduría del Buda a todos los seres vivientes”.
Después de esta declaración del buda Shakyamuni, Shariputra le suplica que explique más. El Buda se rehusa debido al potencial para la calumnia entre aquellos que rechazan el sutra. Después de la tercera súplica, el Buda acepta predicar este maravilloso sutra. La esencia de la revelación hecha por Shakyamuni es que hasta este punto de sus enseñanzas, ha habido tres vehículos o maneras de autodesarrollo: los mundos de Aprendizaje, Realización y Bodhisattva. El Buda rechaza esta idea y dice que sólo hay un vehículo, la Budeidad. Reafirmando esto varias veces, Shakyamuni explica lo extraordinario que es que alguien pueda escuchar acerca del Vehículo Único
El punto de “Medios hábiles” es que estos son mecanismos de enseñanza que pretenden conducir al oyente a una comprensión más extensa. Aún más, la transformación necesaria es la de despertar realmente el corazón hacia la misericordia genuina y luego luchar para desarrollar el coraje para actuar basado en ello. “Medios hábiles” es el método educacional perfecto para mostrarle a la gente cómo revelar su propia naturaleza de Buda. El presidente Ikeda dice:
En el capítulo “Medios hábiles”, Shakyamuni dice: “He expuesto mi enseñanza a través de diversas causas y de diversas analogías”. El Buda emplea diferentes causas y analogías, según sea la capacidad de quienes lo escuchan, para conducirlos al camino correcto. Esta capacidad del Buda se denomina “el poder de los medios hábiles”, y significa saber precisamente qué enseñar a cada individuo en cualquier situación dada.
En otras palabras, es la capacidad de percibir el preciso estado de vida que tiene cada individuo, y la sabiduría de escoger la enseñanza más apropiada para cada persona. Es, también, el poder de la misericordia que busca nutrir a cada individuo, para que pueda manifestar su Budeidad. El origen de todas estas aptitudes y facultades es la profunda e inmensurable sabiduría del Buda. (Seikyo Times, diciembre de 1995, pág. 11)
El capítulo “Medios hábiles” contiene la revelación más profunda del medio secreto y místico. Se refiere al hecho de que es conocido y comprendido sólo por los budas que todos los seres vivientes son, en sí, budas. En los términos de los Diez Mundos, el mundo de la Budeidad está escondido en la vida de las personas de los nueve mundos. Todos los sufrimientos de los nueve mundos actúan como la fuerza motivadora ideal para nuestra práctica budista para alcanzar la Budeidad. Existe una relación interdependiente tal que la Budeidad no existiría en realidad a menos que existan los nueve mundos
El capítulo “Medios hábiles” también contiene los bloques constructores del principio de los “tres mil reinos en un simple momento de vida”.


Capítulo Tres
Parábolas y semejanzas (DLS – 10)
En este capítulo, encontramos la figura de Shariputra danzando de alegría, por haber logrado un avance escuchando el capítulo “Medios hábiles” del cual, dice él, “obtuve algo que nunca antes tuve”. Esta es la comprensión de que alcanzará la Budeidad. Sin embargo, todavía hay importantes discípulos y otros presentes que no comprenden esto. Por esta razón, Shariputra le pide al Buda un mayor esclarecimiento acerca de los tres vehículos que ahora se han convertido en el Vehículo Único. El Buda responde narrando la “Parábola de los tres carros y la casa en llamas”. Un padre retorna y encuentra que sus hijos están jugando en una gran casa que está llena de un gran peligro porque está incendiándose. Los niños están tan absortos en sus juegos que no escuchan sus advertencias. Para atraerlos de estos horrendos apuros, el padre les promete tres carros de bueyes si salen a salvo. Cuando los niños eventualmente salen de la casa en llamas ven que su padre les ha proporcionado un “Gran carruaje tirado por un buey blanco” que aparece descrito en la peculiar combinación de superlativos y detalles que caracteriza al Sutra del Loto
Esta parábola es una obvia metáfora para el principio del reemplazo de los tres vehículos de Aprendizaje, Realización y Bodhisattva con el Vehículo Único de la Budeidad. Esta parábola en particular es la primera de las siete que aparecen en el Sutra del Loto. Está descrita en prosa y luego reafirmada en verso, la sección más larga de poesía en todo el sutra. Como dice el presidente Ikeda:
Los seres vivientes, sumergidos en la necedad y la ignorancia, no reconocen que la casa en que habitan está incendiándose. Pero, del mismo modo, tampoco reconocen que su propia vida contiene la vida del Buda. A través de parábolas, el Buda busca hacerles tomar conciencia de la naturaleza espléndida y magnífica que poseen en su interior. (Seikyo Times, julio de 1996, pág. 11)
Los temas distintivos de las muchas parábolas tales como “La parábola de la ciudad fantasma” o “La parábola de la joya en la túnica” han tocado cuerdas en millones de corazones, haciendo del Sutra del Loto uno de los más diseminados en el mundo. No obstante, las parábolas tienen un significado mayor que el de una simple historia. El presidente Ikeda explica:
Escuchar las diestras parábolas y analogías del Buda y declarar “¡Sí, entendí!” no constituye una comprensión acabada. La verdadera comprensión, bien profunda, es la que genera una transformación en toda la vida. Por su misma naturaleza, la comprensión, implica transformación. Cuando uno accede a un estado de vida más elevado, nace la sabiduría. Por eso los discípulos que escucharon y comprendieron de verdad las enseñanzas del Buda pudieron emplear parábolas mayores. (Seikyo Times, julio de 1996, págs. 28-29)
El verdadero significado de las parábolas del Sutra del Loto está en que son “idénticas a la Entidad de la Ley”. Las parábolas son comparadas con nuestras experiencias en la práctica del Budismo:
Lo mismo se aplica a nosotros. Nuestra experiencia individual de haber triunfado sobre los problemas llena de coraje y esperanza a muchas otras personas. En otras palabras, el relato de nuestra victoria personal se convierte en una parábola para expresar el poder de la Ley Mística. Y los que escuchan nuestra experiencia pueden compartirla con los demás.
El señor Makiguchi inició el movimiento de reuniones de diálogo, centrado en los miembros, para que pudiesen compartir sus experiencias en la fe. Enseñaba la Ley Mística, no mediante teorías difíciles, sino a través de vivencias personales, fáciles de comprender
Cada experiencia individual es una parábola de la Ley Mística, que todo lo abarca e impregna. Y la reunión de diálogo, basada en compartir estas vivencias individuales, es una representación contemporánea del capítulo “Parábolas y semejanzas”, una versión moderna de las siete parábolas del Sutra del Loto, un tesoro de parábolas infinitas.
Las analogías son una esencia fragante, que se elabora destilando misericordia y sabiduría. La Soka Gakkai inició una revolución en la forma de propagar el Budismo, porque adoptó el mismo método que el Sutra del Loto. El espíritu de las parábolas del Sutra del Loto vive en los sesenta y cinco años de historia de la Soka Gakkai. Y seguiremos escribiendo más páginas brillantes, donde quede constancia de la amplia propagación del Sutra del Loto, de Nam-myoho-renge-kyo, día tras día. Porque esta historia será transmitida eternamente a las generaciones del mañana. (Seikyo Times, julio de 1996, pág. 31)


Capítulo Cuatro
Creencia y comprensión (DLS – 11)
Ahora que Shakyamuni ha expuesto “La parábola de la casa en llamas”, aparte de Shariputra, ya son más los que danzan de alegría al saber que ellos también podrán alcanzar la Budeidad. El fruto de la fe es compartido entre los cuatro grandes hombres de saber: Subhuti, Katyayana, Mahakashyapa y Maudgalyayana. Después de abrazar la fe en el Vehículo Único del Buda y de propagar más esta “creencia y comprensión”, los cuatro comunican “La parábola del hombre rico y su hijo pobre”. Esta es la historia del hijo rebelde que es reconocido por su padre y es atraído de vuelta a su casa. El hijo no reconoce a su padre y se contenta con trabajar humildemente limpiando el estiércol de los establos durante veinte años. Finalmente, él desarrolla un respeto por sí mismo a través de consistentes esfuerzos y puede heredar las tierras y propiedades de su padre. Esta es una parábola que muestra la manera en que hemos olvidado nuestras propias raíces de la vida del Buda interior. También muestra cómo el Buda utiliza la misericordia a través de medios hábiles para conducir a quien busca la verdadera identidad que siempre ha poseído. Este capítulo evidencia claramente el principio de que debemos obtener el ingreso al Vehículo Único del Buda mediante la fe.
Lo importante es que en las palabras “creencia y comprensión” se encuentran condensadas las cuestiones fundamentales del Budismo: la fe y la sabiduría, la fe y la liberación (es decir, la iluminación). En un sentido más amplio, esto se relaciona con las cuestiones universales de la civilización y de la filosofía, es decir, la fe y la razón, la creencia y el conocimiento. Es un problema delicado en extremo, muy pertinente para muchas disciplinas, como las ciencias cognitivas y la Psicología. El Budismo, tradicionalmente, ha considerado estas cuestiones con meticulosidad. (Seikyo Times, agosto de 1996, pág. 33)
Para aquellos de nosotros que practicamos en el Último Día de la Ley, es nuestra propia naturaleza de Buda de Nam-myoho-renge-kyo en lo profundo de nuestra vida. Mediante nuestra experiencia, hemos aprendido que nuestra fe y práctica no nos liberan de las dificultades. Nuestra fe no es una especie de andamio que mantiene unido a un ser humano débil. El presidente Ikeda explica:
La fe postulada en el Sutra del Loto no brinda respuestas fáciles, no es una vía de escape para esconder la cabeza de las dificultades que presenta la vida humana. De hecho, rechaza las respuestas fáciles y cómodas. En cambio, nos urge a esgrimir estas dos herramientas para explorar la vida –me refiero a la creencia y la comprensión–, nos insta a usarlas para desafiarnos sin cesar y trabajar en pos de nuestro propio perfeccionamiento. Y, al mismo tiempo, nos brinda la energía necesaria para acometer semejante labor. (Seikyo Times, agosto de 1996, pág. 41)




Capítulo Cinco
La parábola de las hierbas medicinales (DLS – 12)
Siguiendo a la “Parábola del hombre rico y su hijo pobre”, Shakyamuni alaba a los cuatro grandes hombres de Aprendizaje por su comprensión respecto a la manera en que el Buda emplea los medios hábiles más apropiados para conducir a todos hacia la iluminación. Para aclarar más acerca de la misericordia del Buda hacia todos los seres sensibles y no sensibles, Shakyamuni predica otra maravillosa parábola. Es ésta la que le da nombre al capítulo. La historia comienza con una descripción de gruesas nubes que cubren el mundo y provocando la lluvia en toda la tierra por igual. Todos los árboles, arbustos, pastos y hierbas medicinales reciben la misma cantidad de humedad independientemente de su tamaño. Cada planta, sin consideración de su diversidad, se beneficia por igual de la lluvia. Shakyamuni compara a “El Que Así Llega” que predica el Vehículo Único con la lluvia que hace que esta única Ley Maravillosa sea escuchada por todos de manera que puedan alcanzar la felicidad absoluta.
Y dentro de una de literatura religiosa tan inmensa como el Sutra del Loto, la parábola de las tres clases de hierbas medicinales y las dos clases de árboles reviste un interés especial. Entre las siete parábolas del Sutra del Loto, subraya como ninguna la diversidad de los seres vivientes. Y, a través de ese énfasis, recalca la igualdad de la misericordia del Buda. (Seikyo Times, setiembre de 1996, pág. 21)
Desde la perspectiva del Budismo de Nichiren Daishonin, ¿qué podemos aprender acerca de esta parábola que fortalezca nuestra fe y práctica? Ciertamente, podemos usar la historia del sutra para fortalecer la conclusión de que cada uno de nosotros es un ser especial. Asimismo, hemos visto lo que encontrábamos tan lejano, que la función del “medio secreto y místico” del Buda de Nam-myoho-renge-kyo, es conducirnos e nuestra peculiar manera hacia el mismo estado de vida. Además, como Bodhisattvas de la Tierra, en la SGI, debemos extender esta misma oportunidad a todos. Como lo dice el presidente Ikeda en la conclusión del diálogo sobre este capítulo:
Yo cito y analizo el Gosho con el deseo de transmitirle al mundo entero el humanismo supremo, el estado de vida amplio e inmensurable del Daishonin, quien declaró: “Los diversos sufrimientos de la humanidad son los sufrimientos de una sola persona, Nichiren “ (Gosho Zenshu, pág. 758)
En la parábola del capítulo “Hierbas medicinales”, dice que la gran nube de la misericordia del Buda “cubre” en su totalidad los miles de millones de mundos, es decir, el universo entero. ¿Cómo podemos hacer para que la misericordia y el amor inmensos del Buda original lluevan sobre el mundo entero? Este es el pensamiento que, constantemente, ocupa mi mente; ésta es mi determinación incesante. (Seikyo Times, setiembre de 1996, pág. 31)



Capítulo Seis
La anunciación de profecías (DLS – 13)
Se han narrado varias parábolas y muchos miembros de la audiencia han llegado a reconocer el Único Vehículo del Buda. También han comprendido que el propósito de los medios hábiles empleados por el Buda era permitirles avanzar a lo largo del Camino del Buda. En esta coyuntura, Shakyamuni hace la predicción de la iluminación de uno de los hombres de Aprendizaje más importantes, Mahakashyapa. Se llamará buda Luz Brillante. El sutra alaba en el texto y los versos la belleza y maravilla de lo que será el reino del buda Luz Brillante. Los demás hombres de Aprendizaje, que han llegado a reconocer el error de sus perspectivas, albergan dudas respecto a que ellos también podían alcanzar esta misma meta. Shakyamuni no los mantiene en suspenso por mucho tiempo. Luego, él hace una profecía de que sus discípulos mayores se convertirán en budas y les da los nombres de esos budas. Al final del capítulo, Shakyamuni emite la profecía de que todos los discípulos del mundo de Aprendizaje alcanzarán la Budeidad en el futuro.
Este es un suceso extraordinario y puede ser comparado con el sol saliendo en medio de la noche. En todos los sutras budistas previos, el objetivo de los mundos de Aprendizaje, Realización e incluso al inicio del camino del bodhisattva realmente no se incluía el objetivo de alcanzar la Budeidad. Quienes habían puesto su fe en los dos vehículos y no habían despertado al Único Vehículo del Buda (tal como está revelado en el Sutra del Loto) no podían ni siquiera emprender la jornada. Dentro del contexto de todas las enseñanzas de Shakyamuni, este sutra no deja de ser revolucionario. Por esta razón, todos los discípulos danzaban de alegría.
Existen algunas lecciones adicionales que deben ser aprendidas del capítulo “La anunciación de profecías”. Es importante que alentemos a nuestros compañeros seres humanos de manera concreta y efectiva. El presidente Ikeda explica la intención de Shakyamuni cuando hizo las profecías, y cómo podemos interpretarlos en nuestra interacción con los amigos miembros de la SGI:
La concesión de profecías tiene el efecto de eliminar la intranquilidad que los discípulos habían sentido en lo profundo de su vida y darles una profunda serenidad espiritual. A través de estas profecías que Shakyamuni concede, para asegurarles que manifestarán la Budeidad sin falta, logran tener una tremenda convicción en el futuro. (Seikyo Times, octubre de 1996, pág. 22)
Originariamente, “anunciación de profecías” significaba dar una clara respuesta, para resolver las dudas que la gente pudiese tener en el corazón. Los líderes siempre deberían hablar de un modo claro y directo. La ambigüedad es perversa, porque provoca inquietud y confusión en los demás. Y dar confianza a la gente es el factor clave en la “anunciación de profecías”. (Seikyo Times, octubre de 1996, págs. 21-22)
Como se mencionó, la profecía del Buda para los hombres de Aprendizaje, llegan con una brillante descripción de la época y la tierra en las que vivirá ese discípulo particular al alcanzar la Budeidad. Las imágenes del reino y época particular de estos budas específicos reflejan el carácter de cada discípulo tal como se manifestará en sus respectivas vidas y tierras de Buda. Resumiendo el significado de esta similitud, el presidente Ikeda dice:
Lo importante de todo esto es que al manifestar la Budeidad, la personalidad y toda la experiencia vital de estos discípulos pudieron resplandecer de virtuosos atributos iluminados. Mientras tengamos fe, no habrá esfuerzo ni actividad que realicemos en vano. Este es el gran beneficio del Sutra del Loto. (Seikyo Times, octubre de 1996, pág. 25)



Capítulo Siete
La parábola de la Ciudad Fantasma (DLS – 14)
Aun cuando quedan algunos discípulos de Aprendizaje y otros que todavía no consiguen el mensaje básico, en el capítulo siete vemos un cambio en la prédica del Buda. Es casi como si estuviese preparando a la audiencia para lo que vendría. Aún así, una vez más él evoca su reafirmación del reemplazo de los tres vehículos por el Único Vehículo del Buda. Lo hace mediante la historia de la “Parábola de la ciudad fantasma”.
Aún antes de la historia, existe la implícita revelación del extenso vínculo kármico compartido con sus discípulos desde sanzen-jintengo (un período de tiempo inmensamente largo). Él utilizó este período de tiempo sumamente largo para exponer el escenario y hablar de un buda llamado Excelencia de la Gran Sabiduría Universal.
Para representar esa inimaginable extensión de tiempo desde que existiera Excelencia de la Gran Sabiduría Universal, Shakyamuni usa la imagen de pulverizar la masa de tres mil mundos en partículas de polvo para ser utilizadas como contadores para jintengo. Estos son los kalpas como granos de arena, a menudo considerados equivalentes a dieciséis millones de años. De esta manera, Shakyamuni pudo hacer que la mente de sus oyentes, trataran de captar la inmensa vastedad de la perspectiva del tiempo y el espacio de la vida del Buda.
Antes de ingresar al camino de la práctica budista, Excelencia de la Gran Sabiduría Universal era un rey mundano con dieciséis hijos. Él abandonó la vida secular para buscar la Budeidad. Le tomó tiempo completar la jornada. Después de su obtención de la iluminación, sus dieciséis hijos, sus familias y millones de reyes celestiales y de los que giran la rueda suplicaron al buda Excelencia de la Gran Sabiduría Universal para que enseñe el Dharma verdadero, el Sutra del Loto. Él privilegia su solicitud y predica el ciclo completo de los sutras. Finalmente, predica el Sutra del Loto a lo largo de ocho kalpas. A continuación, sus dieciséis hijos enseñan y propagan el Sutra del Loto a todos los seres de muchos mundos. Hacen que una cantidad incalculable de estos seres busquen el Camino del Buda. Él establece la conexión de estos seres vivientes interdependientes y se reúne con los discípulos para escuchar el Sutra del Loto con la declaración indeleblemente conmovedora: “Después de que ese buda hubo pasado a la extinción, esas personas que habían escuchado la Ley vivieron aquí y allá, en diversas tierras de buda, y constantemente renacieron en compañía de sus maestros” (The Lotus Sutra, cap. 7, pág. 140). Previamente en la porción del texto, Shakyamuni relata la saga completa del buda Excelencia de la Gran Sabiduría Universal y sus dieciséis hijos todos los cuales habían sido convertidos por su padre, se habían dedicado a la práctica de bodhisattva, y finalmente, habían alcanzado la iluminación perfecta en sus propias y respectivas tierras de buda. Shakyamuni explica que él fue el decimosexto hijo y que esa era la razón por la que estaba allí en el Pico del Águila predicando a las multitudes de seres humanos y no humanos congregadas.
Shakyamuni repite su declaración de que sus enseñanzas previas de los múltiples vehículos deben ser reemplazados con el Vehículo Único del Buda. A través de la verdadera entidad de la vida revelada en el segundo capítulo, todos los seres son capaces de alcanzar la Budeidad. Y ese Vehículo Único del Buda es el camino correcto hacia la iluminación. Shakyamuni usa la “Parábola de la Ciudad Fantasma” para permitir que sus oyentes capten esta verdad mediante imágenes evocadoras. Es la historia de un grupo de viajeros con su guía, en una dura jornada en el desierto. Los viajeros están buscando una tierra afamada por estar llena de tesoros. Está muy lejos y la jornada es más peligrosa y agotadora de lo que ellos habían imaginado. El grupo está por abandonar la búsqueda. Sintiendo esto y preocupado por el bienestar del grupo, el guía utiliza sus poderes sobrenaturales para crear la ilusión de una opulenta ciudad donde los viajeros pueden descansar y obtener sustento. El descorazonado grupo se regocija al ver esta ciudad. Cuando recuperan su vitalidad, el guía disuelve la ciudad ilusoria. Él explica que están reanudando su viaje hacia la tierra de los tesoros verdadera, que no está lejos.
Después de narrar la parábola, Shakyamuni explica que el guía es en realidad el Buda. La ciudad fantasma representa A los tres vehículos. Estos son, en realidad, un medio hábil para conducir a las personas hacia su verdadero destino, el Vehículo Único de la Budeidad. Si, desde el comienzo mismo, el Buda hubiese anunciado la verdadera meta, sus seguidores se hubieran resistido a emprender el viaje. De esta manera, la ciudad evocada no es sino un alto en el camino hacia el objetivo real. La ilusión es tan buena que los viajeros, viéndola en la distancia, hacen el firme esfuerzo por llegar a ella y sienten que han logrado algo. Es a través de esas formas que el Buda emplea medios hábiles.
Desde la perspectiva del Budismo de Nichiren Daishonin, existe la necesidad de redefinir la jornada que se ha emprendido. El potencial para la Budeidad existe en el fondo de nuestra vida. La práctica de la fe en el Gohonzon y el estudio del Budismo son para revelar la Budeidad interior. Entonces, ¿cómo debemos ver el viaje hacia la tierra de los tesoros y la ciudad fantasma? El presidente Ikeda lo explica desde la perspectiva de la Budeidad y los nueve mundos:
A partir del texto del Sutra del Loto, sabemos que el líder hace desaparecer la ciudad fantasma y que luego avanza hacia la ciudad de los tesoros. Pero Nichiren Daishonin va más allá de dicha interpretación y explica que la ciudad fantasma y la tierra de los tesoros son una entidad inseparable, más que dos entes distintos. (Seikyo Times, diciembre de 1996, pág. 29)
Si el estado de Buda es el “fin” o el objetivo, los nueve estados son el “proceso” que conduce hasta él. La idea de que sólo llegamos a la Budeidad después de escapar de los nueve estados implica una discontinuidad entre los nueve estados y el estado de Buda –en otras palabras, implica pensar que los nueve estados no contienen la Budeidad y viceversa. Pero, como lo indica el fragmento precedente del “Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente”, la idea de que sólo logramos la Budeidad tras erradicar las tres categoría de ilusión (ilusiones del pensamiento y del deseo, ilusiones innumerables como partículas de polvo y arena e ilusiones sobre la verdadera naturaleza de la existencia) pertenece al pensamiento de las enseñanzas provisionales, anteriores al Sutra del Loto.
La verdadera intención de Shakyamuni al exponer el Sutra del Loto fue esclarecer que los nueve estados contienen el estado de Buda, y que los medios hábiles son, en sí mismos, la verdad. En consecuencia, la ciudad fantasma y la tierra de los tesoros no son entidades separadas o distintas. La ciudad fantasma es “idéntica” a la tierra de los tesoros.
Desde esta perspectiva, en realidad el proceso es el fin. En otras palabras, manifestar la Budeidad no es un destino que aguarda al final del camino de la práctica budista. En cambio, las acciones de la persona que practica y difunde el Budismo son en sí mismas la conducta de un buda. (Seikyo Times, diciembre de 1996, págs. 29-30)


Capítulo Ocho
La profecía de iluminación a los quinientos discípulos (DLS –15)
Una gran excitación se generó ante la explicación de Shakyamuni respecto a su conexión con pasadas existencias y con los discípulos presentes en la prédica del Sutra del Loto en el Pico del Águila. De la categoría de las personas que “escuchan la voz”, (personas del estado de Aprendizaje) los principales discípulos Purna, Ananda, Rahula y otros perciben la verdadera intención del Buda y el significado del Vehículo Único de la Budeidad. Purna era conocido por su gran elocuencia, al convertirse en el líder en la prédica de la Ley. Él se acerca, hace una reverencia y se dirige a Shakyamuni:
El Honrado por el Mundo es extraordinario, muy especial, ¡y sus acciones raras veces se enfrentan! Adaptándose a las diversas naturalezas de las personas de este mundo y empleando medios hábiles e introspección, él les predica la Ley, alejando a los seres vivientes de su avaricia y apego a esto o aquello. Los beneficios del Buda son tales que no podemos expresarlos en palabras. Sólo el Buda, el Honrado por el Mundo, es capaz de conocer el deseo que hemos tenido en lo profundo de nuestro corazón desde el comienzo. (The Lotus Sutra, 144)
Escuchando el discurso de Purna, el Buda alaba sus tenaces esfuerzos para predicar la Ley y nunca atraer la atención hacia sí mismo. Él hace la predicción de que Purna, finalmente, se convertirá en un buda llamado El Que Así Llega Ley Brillante. Shakyamuni describió las magníficas tierras de buda que su vida pondría de manifiesto. Además, había quinientos arhats que también recibieron una profecía de iluminación.
La promesa de iluminación para los que escuchan la voz en el capítulo “La profecía de iluminación a los quinientos discípulos” es muy significativa. Cuando ellos comprenden la rectitud de la enseñanza del Vehículo Único de la Budeidad, despiertan su misericordia para compartir esta enseñanza y su felicidad con muchas otras personas. Hablando acerca de la intención de Shakyamuni al predicar el Sutra del Loto, el presidente Ikeda comenta:
Pero la verdadera intención del Buda no está contenida en el Hinayana. El Buda no quería que sus discípulos terminaran siendo personas centradas en ser salvadas, de modo que expuso el Sutra del Loto, que deja en claro su auténtico propósito.
Lo que deberían buscar, les dice a los que escuchaban la voz, no es la iluminación del Hinayana, sino la sabiduría de Buda. Es como si les manifestara: “Quiero hacer que todas las personas ingresen en la sabiduría de Buda y eleven su estado de vida, para poder guiar libremente a otros hacia la felicidad, tal como lo hace el Buda”. Esta es su verdadera intención. (Living Buddhism, enero de 1997, págs. 40-41)
Fue por esta razón que Shakyamuni alabó a Purna. Basados en el texto, es evidente que las demás personas que escuchaban la voz –que eran discípulos directos de Shakyamuni– pudieron aprender del ejemplo de Purna y de la misericordia de su mentor, que ellos podían alcanzar la misma transformación interior. Para demostrar su comprensión de lo que habían obtenido, ellos narran la parábola de la joya en la túnica. La historia trata de un hombre pobre que visita a un viejo amigo. Le invitan comida y bebida. Embriagado por el vino, se queda dormido. Teniendo que salir para cumplir un recado, su anfitrión se preocupa por la condición de su indigente amigo. De modo que cose una joya invalorable en el abrigo del mendigo. Al despertar y encontrar a su amigo el hombre pobre abandona la casa. Ignorando acerca de la valiosa joya cosida en su harapiento manto, él deambula de tierra en tierra manteniéndose en terribles circunstancias. Un día, el hombre pobre se encuentra nuevamente con su viejo amigo. El amigo se conmociona al ver que el hombre pobre no había utilizado la valiosa joya que él mismo cosiera en el manto de su amigo tantos años atrás. Corta el manto y revela la brillante joya en su interior. El amigo, que había tenido una pesada vida, se regocija al saber que está en posesión de ese tesoro.
La naturaleza de la joya inapreciable es que decidamos buscar una sabiduría integrada, que deseemos alcanzar la Budeidad. Los participantes en el diálogo sobre el sutra se refieren a la comprensión de los que escuchaban la voz del capítulo de “La ciudad fantasma” que ellos habían estado conectados con Shakyamuni desde el remoto pasado de sanzen jintengo. Esto pone de manifiesto otro significado de la joya como el inapreciable tesoro que el Buda, como un “buen amigo” del hombre pobre, había implantado en su vida hace tanto tiempo. Como dice el presidente Ikeda:
Regresan a su “verdadera identidad”. Esto es el “despertar de los que escuchan la voz”. Despiertan del “sopor ebrio de la oscuridad” (es decir, de la ignorancia sobre la verdadera naturaleza de su vida).
Aquí, la palabra clave es “recordar”. Volver al punto primordial de partida. Percibir que la Ley es el manantial del que brota su propia existencia. Es cuestión de “regresar al yo verdadero”. La embriaguez de la “oscuridad” había hecho que lo olvidaran. (Living Buddhism, enero de 1997, pág. 47)

Capítulo Nueve
Profecías a adeptos y aprendices (DLS—15)
Hay dos discípulos directos de Shakyamuni que quedan y que todavía no han recibido una profecía de iluminación. Ellos son su primo, Ananda, y su hijo, Rahula. Ambos se acercan al Buda para preguntarle acerca de lo que les deparará el futuro. Shakyamuni no se tarda. Primero, confiere una profecía de la futura Budeidad a Ananda, quien abandonó su vida en la realeza para seguir a Shakyamuni y convertirse en su asistente personal. Debido a que siempre estuvo con el Buda, se hizo conocido como el primero en “escuchar las enseñanzas del Buda”. “Esto es lo que yo escuché”, frase que aparece al comienzo del Sutra del Loto, son palabras suyas. Shakyamuni dice que se convertirá en El Que Así Llega Rey del Poder Irrestricto de la Sabiduría del Mar y la Montaña. 
Rahula, su hijo, siempre estaba buscando y aprendiendo de los discípulos mayores de Shakyamuni. Él nunca trató de aprovecharse de su relación como hijo de Shakyamuni. Su reputación llegó a ser la de “el primero en la observancia inconspicua de los preceptos”. Shakyamuni dice que él se convertirá en El Que Así Llega Posado Sobre Siete Flores Cual Tesoros.
Junto con las promesas de iluminación para Ananda y Rahula, llegaron profecías similares para otros dos mil que escuchaban la voz, que abarcaban desde arhats hasta aquellos que apenas comenzaban a aprender las enseñanzas budistas. El presidente Ikeda explica que esta predicción implica la inclusión de todas las personas:
Como ya dije antes, el espíritu de conceder profecías a los que escuchan la voz es el de conferir predicciones a todas las personas. La promesa de la iluminación no se aplica sólo a los que escuchan la voz; todas las personas pueden manifestar el estado de Buda. Todos pueden heredar la sabiduría de Buda y ser capaces de guiar a los demás a la felicidad. Esta idea queda expresa en la profecía de iluminación destinada a todos los discípulos de esta categoría, sin distinción entre arhats, adeptos y aprendices.


Capítulo Diez
Maestro de la Ley (DLS – 16)
Con este capítulo, el sutra avanza más allá de los eventos y las parábolas de los nueve capítulos anteriores que tenían como objetivo revolucionar completamente la mente de los discípulos de Aprendizaje y Realización. Ahora estos discípulos están en la congregación como bodhisattvas. Otros ochenta mil bodhisattvas llegan desde lejanos rincones del universo para escuchar el Sutra del Loto. El capítulo comienza con la documentación que hace Shakyamuni del beneficio a ser recibido por cualquier hombre o mujer que apoye y enseñe el Sutra del Loto después de su muerte.
Incluyendo a las multitudes reunidas, Shakyamuni se dirige al bodhisattva Rey de la Medicina con varias afirmaciones críticas que reflejan el elevado estatus del Loto en sus enseñanzas.
Los sutras que prediqué suman incontables miles, decenas de miles y millones. Entre todos los que he predicado, predico y predicaré, este Sutra del Loto es el más difícil de creer y el más difícil de comprender. Rey de la Medicina, este sutra es el almacén de la esencia secreta de los budas. (The Lotus Sutra, cap. 10, pág. 164)
Shakyamuni también enfoca el inestimable valor y la dificultad de enseñar y propagar el Sutra del Loto en el futuro. Él explica que aquellos que emprenden esta gran tarea serán personas puras y de corazones altruistas que impedirán las grandes recompensas de sus actos virtuosos para continuar su ayuda para que las personas alcancen el Camino del Buda.
Si alguien, hombre o mujer, secretamente enseña a una persona inclusive una sola frase del Sutra del Loto, sabed que se trata de un emisario del Buda, enviado para desempeñar la tarea del Buda. (The Lotus Sutra, cap. 10, pág. 162)
No debe ser distribuido o transmitido imprudentemente a los demás. Ha sido guardado por los budas, los Honrados por el Mundo, y desde tiempos antiguos hasta ahora nunca ha sido expuesto abiertamente. Y ya que el odio y los celos hacia este sutra abundan aun cuando El Que Así Llega se encuentra en el mundo, ¿cuánto peor será una vez que él haya muerto? (The Lotus Sutra, cap. 10, pág. 164) 
Los participantes en el diálogo sobre el sutra concuerdan en que el capítulo “Maestro de la Ley” está orientado hacia la propagación en el futuro. Conforme avanzamos, el flujo completo del sutra se convierte en un poderoso río de orientación y aliento respecto a cómo practicar, propagar y estudiar la verdadera realidad del Budismo en las épocas venideras. El diálogo señala que este capítulo es una respuesta a la pregunta que fue planteada al comienzo del diálogo y que concernía a “una época carente de filosofía”. El presidente Ikeda dice que el capítulo “Maestro de la Ley” pinta el retrato de la clase de personas que aparecerán en la “era de la oscuridad”. Hay un impulso dual en el capítulo “Maestro de la Ley”. Dice que una persona que acepta a la Ley como su maestro se convierte en “un buscador del camino” así como en el maestro que propaga la Ley”. El presidente Ikeda comenta:
Los maestros de la Ley reúnen ambas cualidades dentro de sí. Olvidar la “búsqueda” es arrogancia; olvidar la “salvación de los demás” es egocentrismo. Mientras siguen profundizando su propia comprensión, los maestros de la Ley guían a otras personas a la felicidad; al ayudar a los demás a ser dichosos, ellos adquieren una comprensión más profunda. Buscar la Ley es, en sí, guiar a los demás hacia la iluminación. Guiar a otras personas a la Budeidad es, en sí, buscar la Ley. Aquí yace el supremo camino de la vida. (Living Buddhism, febrero de 1997, págs. 24-25)
La parte concluyente del capítulo trata en mayor detalle la propagación de la Ley después de la muerte del Buda.















Capítulo Once
El surgimiento de la Torre de los Tesoros
(DLS – 17, 18)
Las descripciones de este capítulo no economizan para nada el uso de los superlativos. ¿De qué otra manera podría representarse el evento de una torre tachonada de joyas y del tamaño del mundo que emerge de la tierra? A través de la manifestación de la Torre de los Tesoros y la voz de El Que Así Llega Muchos Tesoros hablando desde el interior y la elevación de toda la congregación, la escena se traslada dramáticamente de los rocosos riscos del Pico del Águila a un escenario en otra dimensión conocido como la “Ceremonia en el aire”.
Al surgir de la tierra la masiva estructura, una fuerte voz habla desde el interior de la torre:
¡Es excelente, excelente, Shakyamuni, Honrado por el Mundo, que puedas tomar la gran sabiduría de la igualdad, una Ley para instruir a los bodhisattvas, guardada y tenida en mente por los budas, el Sutra del Loto de la Ley prodigiosa y predicarlo en bien de la gran asamblea! Es como dices, tal como tú dices. ¡Shakyamuni, Honrado por el Mundo, todo lo que has expuesto es la verdad! (The Lotus Sutra, cap. 11, pág. 171)
Siendo la visión verdaderamente imponente, creó preguntas y dudas en la mente de muchos en la asamblea. Como consecuencia, un bodhisattva llamado Gran Alegría de Prédica preguntó a Shakyamuni acerca del significado de la irrupción de la torre y la voz que proviene del interior. Él responde que la torre es en realidad el “cuerpo completo de El Que Así Llega” (The Lotus Sutra, cap.11, pág. 171). Habla de la existencia de El Que Así Llega Muchos Tesoros, quien ha viajado desde el remoto lugar en el universo, como dijo que haría, para verificar la verdad del Sutra del Loto siempre que fuese predicado.
Seguidamente, Shakyamuni realiza la hazaña sin paralelo de iluminar incontables tierras de buda en todas direcciones, revelando una incalculable cantidad de budas, cada uno de ellos con su propio séquito de grandes bodhisattvas que están viajando para participar en la ceremonia. Una vez que todos están presentes, Shakyamuni se levanta de su asiento y abre la Torre de los Tesoros.
El buda Muchos Tesoros declara nuevamente la veracidad de la enseñanza de Shakyamuni y le pide que se siente en la cima cerca de él. Para que todos puedan participar, Shakyamuni eleva a toda la asamblea a la misma altura de la Torre de los Tesoros.
Ha habido muchos esfuerzos para interpretar este evento. La gran torre es vista por muchos estudiosos budistas como una imagen que representa la iluminación de Shakyamuni. La Ceremonia en el Aire descrita en el capítulo “El surgimiento de la Torre de los Tesoros” también es una expresión de la misericordia del Buda para esforzarse al máximo para comunicar el estado de la iluminación a todos los seres sensibles. Como dice el presidente Ikeda, tenemos que ver este mismo estado de vida también dentro de nosotros mismos:
El señor Toda nos enseñó claramente qué es la Torre de los Tesoros y qué significa su aparición. Esa torre colosal es expresión del estado de buda que yace en cada uno de nosotros, en forma latente. Nos enseña la infinita nobleza de la vida.
En verdad, acaso no haya manera más apropiada de expresar el estado eterno e ilimitado de la Budeidad que recurrir a la metáfora de la Ceremonia en el Aire, un escenario libre de todas las limitaciones del tiempo y el espacio. (Seikyo Times, noviembre de 1995, págs. 6-7)
Una vez que todo está en su lugar, Shakyamuni exhorta a la asamblea con la pregunta respecto a quién propagará el Sutra del Loto después de su muerte. Le pide a todos los presentes que hagan un gran juramento para la propagación. Para mostrar la dificultad de llevar a cabo esta misión, él establece los “seis actos difíciles y los nueve actos fáciles”. Es un desproporcionado contraste de nueve de las hazañas más increíbles como el de tomar el monte Sumeru y arrojarlo hasta las innumerables tierras del Buda, con la dificultad de tener fe en el Sutra del Loto y enseñarlo.
¿Nos asombramos con esta tremenda entidad flotando en el espacio, rodeada de innumerables huestes de seres celestiales, humanos y no humanos? ¿Cómo puede incorporarse esta imagen como parte funcional de nuestra vida como practicantes del Budismo de Nichiren Daishonin? Discutiendo el primer capítulo, el presidente Ikeda le pide a los participantes en el diálogo que expliquen el principio de las “Tres asambleas en los dos lugares”. Los participantes examinan primero el flujo del Sutra del Loto capítulo por capítulo. La porción que comienza con el capítulo “Introducción” (primero) y termina con el capítulo “Maestro de la Ley” (décimo) tiene lugar en el Pico del Águila. Con el inicio del capítulo “El surgimiento de la Torre de los Tesoros” (undécimo), de pronto surge este enorme edificio irrumpiendo de la tierra y se queda suspendido en el aire al igual que toda la asamblea. Esta Ceremonia en el Aire continúa hasta el capítulo “La transferencia” (vigésimo segundo). Desde el capítulo “Asuntos pasados del bodhisattva Rey de la Medicina” (vigésimo tercero), la escena retorna al Pico del Águila y permanece allí hasta el último capítulo. Esta es la fuente de su designación como las “Tres asambleas en los dos lugares”. Mientras que el Pico del Águila es un lugar real donde Shakyamuni predicó sus enseñanzas, la Ceremonia en el Aire trasciende la realidad ordinaria. El presidente Ikeda continúa con su propia perspectiva:
El hecho de que la asamblea se desplace del Pico del Águila a la Ceremonia en el Aire y luego, de la Ceremonia en el Aire al Pico del Águila otra vez, traza un paralelismo con el movimiento de la realidad al estado de iluminación, y de éste nuevamente a la realidad. O, para ser más exactos, se va de la realidad previa a la iluminación al estado de Buda. Y del estado de Buda, a la realidad posterior a la iluminación. (Seikyo Times, noviembre de 1995, pág. 7)
Quedar suspendidos en el aire” significa elevar nuestro estado de vida a través de nuestra fe decidida e inamovible. Éste es el significado que corresponde al desarrollo del sutra desde la primera asamblea sobre el Pico del Águila hacia la Ceremonia en el Aire. (Seikyo Times, noviembre de 1995, pág. 8)
De la vida real a la Ceremonia en el Aire, y de la Ceremonia en el Aire a la vida real... En este continuo proceso de ida y vuelta yace el camino de la revolución humana el camino por el cual nuestro estado de vida se transforma y deja de hallar motivación en un “sentido pequeño del yo” para encontrar inspiración en la “identidad verdadera”, en el “yo superior”. No debemos permitir que nuestra vida quede totalmente capturada por la realidad inmediata. Tenemos ideales y debemos concretarlos, para trascender la realidad actual. Por otro lado, tampoco debemos alienarnos totalmente de la realidad. No podremos transformar nada a menos que tengamos los pies bien plantados en la tierra. (Seikyo Times, noviembre de 1995, págs. 8-9)
Lo importante es que nosotros estamos poniendo en acción “las tres asambleas en los dos lugares” en nuestra vida cotidiana. Nichiren Daishonin se valió de la Ceremonia en el Aire para expresar su propia iluminación, en la forma física del Gohonzon. Nosotros, los que abrazamos la fe en ese Gohonzon, estamos manifestando el dinamismo del Sutra del Loto directamente en nuestra propia vida. (Seikyo Times, noviembre de 1995, pág. 13)
Cuando nos consagramos a la propagación de la Ley Mística, el momento actual siempre es inseparable de la eternidad. La eternidad y el momento presente se conjugan, interactúan y reverberan en unión armoniosa dentro de nuestra propia vida diaria. Nuestra vida es un continuo fluir de alegría, una manifestación de eternidad en el momento actual. Por eso, para la persona de fe, un instante no es sólo un momento; un día es mucho más que un día. Cada momento, cada día encierran una eternidad de valor concentrado. Cuando más pase el tiempo, más resplandecerá de luz dorada cada instante y cada día de nuestra vida. (Seikyo Times, noviembre de 1995, pág. 13)






















Capítulo Doce
Devadatta (DLS – 19, 20)
El capítulo “Devadatta” contiene algunas lecciones muy importantes respecto al poder del Sutra del Loto para posibilitar la iluminación de toda forma de vida, así como a una persona de gran maldad. Al comenzar el capítulo, Shakyamuni relata la historia de un rey, en el pasado distante, que deseaba encontrar la verdad del Budismo. Él encontró a un ermitaño que, según se decía, poseía la enseñanza del Sutra del Loto. En retribución por el servicio del rey, el ermitaño la compartiría con él. Por mil años el rey sirvió al ermitaño. Shakyamuni dice:
El Buda dijo a los monjes: “En ese momento, el rey era yo mismo, y el vidente era el hombre que ahora es Devadatta. Totalmente debido a que Devadatta era un buen amigo mío, pude llegar a estar plenamente dotado de las seis paramitas, con compasión, misericordia, alegría e indiferencia, con los treinta y dos rasgos, las ochenta características, el color dorado purpúreo, los diez poderes, las cuatro clases de audacias, los cuatro métodos para ganarse a la gente, las dieciocho propiedades no compartidas, y las propiedades trascendentales y el poder del camino. El hecho de que haya alcanzado la iluminación imparcial y correcta y pueda salvar a los seres vivientes en una amplia escala se debe totalmente a Devadatta, quien era un buen amigo”. (The Lotus Sutra, pág. 184)
Por supuesto, esta no era la imagen de Devadatta en los sutras preliminares. Él era el primo celoso de Shakyamuni que se convirtió en enemigo del Buda, intentando arrebatarle su vida y perturbar la Orden Budista. Sin embargo, los participantes en el “Diálogo sobre el Sutra del Loto” parecen profundizar en la naturaleza del bien y el mal como lo demuestran Shakyamuni y Devadatta. Con toda certeza, Shakyamuni le señaló a Devadatta que la maldad no puede ser transformada si no es desafiada:
Si el mal obra para que se revele el bien, entonces el mal en su totalidad pasa a ser el bien. Esta es, realmente, la inseparabilidad entre el bien y el mal. Pero si dejamos que el mal cunda por doquier, entonces no termina convirtiéndose en bien. Sólo cuando uno desafía y vence rotundamente al mal, pasa a ser entidad de la inseparabilidad entre el bien y el mal.
En tal sentido, la iluminación de las personas malvadas, expuesta en el capítulo “Devadatta”, es gran prueba de la victoria obtenida por Shakyamuni. Es su “declaración de victoria”. Shakyamuni sólo puede decir que Devadatta había sido su mentor y buen amigo en una existencia pasada y que lo había ayudado en su misión, cuando se erige como vencedor desde su estado elevado de vida. (Living Buddhism, junio de 1997, pág. 31)
La siguiente revelación es aquella en que la hija del Rey Dragón demuestra la capacidad para alcanzar rápidamente la iluminación suprema. El bodhisattva Majushri retorna del palacio del Rey Dragón donde explica que tiene la prueba real de alguien que ha podido involucrarse en una práctica que conduce rápidamente al más elevado estado de vida. Surge la duda de parte de los presentes, debido a que a ellos se les había enseñado que Shakyamuni alcanzó la Budeidad sólo después inmensurables kalpas de arduas prácticas. Manjushri presenta a la hija del dragón. Su ofrecimiento de una joya inapreciable a Shakyamuni como muestra de su profundo aprecio, y su subsecuente capacidad para alcanzar rápidamente la iluminación perfecta se gana el corazón de todos los presentes. Mediante la prueba real ella derrumba los prejuicios de sus mentes respecto al acceso de todos los seres a la iluminación. Ellos renuevan su esperanza en que la Budeidad no es algo alejado en la distancia, sino que está a su alcance en este preciso momento.
Los participantes en el diálogo sobre el sutra señalan que el quinto volumen del Sutra del Loto, que contiene el capítulo “Devadatta”, fue especialmente popular en el Japón cuando el Sutra del Loto fue llevado por primera vez desde la China. El presidente Ikeda comparte la visión de Nichiren Daishonin sobre su importancia:
Con respecto a este volumen del Sutra del Loto, Nichiren Daishonin dice: “El quinto volumen contiene la esencia y la médula de todo el sutra, la doctrina de que cada uno manifiesta la Budeidad con la forma que posee”. Desde luego, hay muchos otros capítulos importantes, pero el Daishonin dice que este volumen representa “la esencia y la médula de todo el sutra”, con lo cual sugiere que el capítulo “Devadatta” es la clave para el principio de manifestar la Budeidad con nuestra forma actual.
El espíritu del Sutra del Loto consiste en permitir que todas las personas lleguen a ser budas. Para la gente hay algo que es más importante que la doctrina en sí, y es el hecho de poder manifestar o no la Budeidad. Y el capítulo “Devadatta”, por cierto, brinda una respuesta clara y directa a dicha cuestión. (Living Buddhism, junio de 1997, pág. 24)
De modo que, mediante estos ejemplos [de Devadatta y la niña dragona], las personas podían aceptar la posibilidad de la iluminación no como una teoría, sino como un hecho real. (Living Buddhism, junio de 1997, pág. 25)


Capítulo Trece
El aliento a la devoción (DLS – 21)
Este capítulo contiene la estricta advertencia de Shakyamuni a todos los asistentes a la Ceremonia en el Aire para defender el Sutra del Loto incluso en tiempos de gran oposición. Todos los monjes, monjas, arhats, y bodhisattvas respondieron con muchas promesas y juramentos diciendo: “Rogamos al Honrado por el Mundo que no tenga más aflicciones, Cuando el Buda haya entrado en la extinción, nosotros abrazaremos, leeremos, recitaremos y predicaremos este sutra”. (The Lotus Sutra, cap. 13, pág. 190)
El fervor por encargarse de la propagación alcanza su punto máximo cuando la congregación entera emite un magnífico rugido de león de compromiso por abrazar y propagar el Sutra del Loto en los malvados tiempos venideros, cuando la gente haya perdido su espíritu de búsqueda por la verdad y el Camino del Buda. Ellos recitan una letanía del tipo de oposición a los demonios e incluso de las peores persecuciones que afrontarán al emprender este amedrentador objetivo. En la sección en verso aparece la famosa declaración “Para predicar este sutra resistiremos estas dificultades. No nos importan el cuerpo o la vida. Sólo nos preocupa el Camino supremo” (The Lotus Sutra, cap. 13, págs. 194-195)
En el diálogo sobre el sutra, los participantes se involucran en una amplia discusión sobre los “Tres enemigos poderosos”. La manera en que funcionan en la sociedad por su propio poder y ganan disminuyendo la vitalidad de la gente, creando confusión en el mundo de la espiritualidad humana. Por esta razón, es esencial tener un firme compromiso con la práctica budista y un vínculo con el maestro correcto. Entonces, la frase “Camino supremo” del capítulo “El aliento a al devoción” se convierte en algo inseparable de la vida diaria. El presidente Ikeda explica:
Nichiren Daishonin dice: “El camino insuperable es Nam-myoho-renge-kyo. Hoy, yo, Nichiren, y mis discípulos estamos más preocupados por Nam-myoho-renge-kyo que por nuestra vida” (Gosho Zenshu, pág. 749). El significado supremo de la fe consiste en atesorar Nam-myoho-renge-kyo más que la propia vida. Es consagrarnos íntegramente a lograr la amplia propagación de la Ley Mística.
En concreto, esto significa avanzar junto a la SGI, proteger la organización seriamente y practicar dentro de ella, tanto en tiempos de alegría como en momentos de adversidad. Fuera de la SGI, no existe el kosen-rufu de la Ley Mística. Este es el significado de lo que expresó Josei Toda, segundo presidente de la organización: “La Soka Gakkai es más valiosa que mi propia vida” (Living Buddhism, agosto de 1997, pág. 42)


Capítulo Catorce
Prácticas pacíficas (DLS – 22)
El capítulo “Prácticas pacíficas” concluye la primera mitad de los veintiocho capítulos del Sutra del Loto, conocida como la enseñanza teórica. Independientemente de la denominación, el drama continúa para resaltar la necesidad esencial de practicar y propagar este sutra con una fe incansable y acciones concretas.
En discusiones con Majushri, el Buda establece la conducta y actividades de quienes emprenderán la propagación del Sutra del Loto. El aliento de Shakyamuni es general y enfatiza el respeto por la dignidad de la vida, la acción altruista basada en la misericordia y la sabiduría.
Los participantes en el diálogo sobre el sutra discuten el concepto de las “prácticas pacíficas” con la disposición mental del shakubuku –una forma directa de propagación. Traen a colación la advertencia de Nichiren Daishonin respecto a que el shakubuku, y no el shoju, es el método apropiado para una época en que el espíritu correcto del Budismo ha sido distorsionado o perdido. No obstante, el presidente Ikeda afirma que incluso dentro de un contexto de firme refutación de las enseñanzas erróneas, tenemos que emplear el medio que sea más efectivo en la sociedad:
Desde nuestro punto de vista, esto significa que aun cuando estemos difundiendo la Ley “sin que nos importen el cuerpo y la vida”, no debemos hacer nada que refleje una mala imagen de la Ley. Ya que nuestra principal preocupación es la Ley, necesitamos hacer gala de nuestra máxima sabiduría para poder propagarla. Este es el corazón del capítulo “Prácticas pacíficas”. Explica la postura del que se pregunta “¿Cómo puedo hacer para ayudar a que todas las personas reciban el beneficio de la Ley Mística?”. Por ende, el capítulo “Prácticas pacíficas” se expresa plenamente en nuestro afán de orar por la felicidad de los amigos y de emplear la sabiduría para dialogar con los demás sobre el Budismo.
Cuando Nichiren Daishonin enseñaba a sus seguidores el espíritu de shakubuku de “no escatimar la vida”, también recalcaba la importancia de mostrar a las personas genuina cortesía y respeto, y de conducirse con sabiduría. (Living Buddhism, setiembre de 1997, pág. 34)
El capítulo concluye con la “Parábola de la joya en el rodete”. Es la historia de un gran rey que había salido victorioso sobre otros reyes en otros reinos. A quienes lo apoyaban en estas batallas él les brindaba maravillosos regalos. Como lo hacen otros reyes, él usa una joya preciosa en el rodete sobre su cabeza como señal de su estatus real. Deshacerse de ella sería como rebajar su estatus. Finalmente, sin embargo, él se quita su propia joya y se la concede a aquellos que se han distinguido. El Buda explica a Manjushri que el Buda protege su enseñanza más elevada y más eficaz, el Sutra del Loto, concediéndola a sus discípulos al final, así como el rey había protegido la joya en su rodete para sus guerreros más valientes.






Capítulo Quince
"Irrumpir de la tierra” (DLS 23-25)
La segunda mitad del Sutra del Loto comprende lo que se conoce como la “enseñanza esencial”. Con el capítulo quince, el drama del sutra se intensifica. Shakyamuni sacude a la asamblea con la revelación de su verdadera identidad. En la enseñanza teórica de la primera mitad del sutra, él no se refirió a sí mismo cuando compartía las historias y parábolas de otros budas y sus tierras. Él fue lo suficientemente cuidadoso como para discutir sólo su pasado principesco o sus prácticas ascéticas o de bodhisattva. La irrupción desde el fondo de la tierra de una multitud de bodhisattvas maravillosamente adornados, “más numerosos que las arenas de sesenta mil ríos Ganges” cambió eso. Cuando se le pregunta quién había entrenado a esos maravillosos modelos de la práctica budista, revela que él mismo había cuidado de ellos durante toda la extensión de su desarrollo.
En el capítulo decimosexto, “Duración de la vida”, Shakyamuni describe, para asombro de su audiencia, que desde el pasado inconcebiblemente remoto, él ha estado apareciendo en el mundo saha1 como un Buda, enseñando y convirtiendo a los seres vivientes. Esta importante revelación expande su identidad, del Shakyamuni venerado como el maestro del Camino budista en la India antigua, a la manifestación del Buda eterno en el universo, abriendo así el camino para que las personas transformen su vida y hagan emerger su propia naturaleza de Buda tal como son.
En los términos de los acontecimientos del capítulo quince, la declaración de Shakyamuni de que él mismo había entrenado a estos bodhisattvas dio al traste con la percepción de la asamblea, en lo que respecta al camino hacia la iluminación budista. Sí, había otros budas congregados, sentados en sus tronos de leones, pero la mayoría de los seres presentes estaban contentos con aceptar la profecía de una futura iluminación. Como veremos, el descubrimiento de Shakyamuni de su yo real creó una crisis en la asamblea respecto a su propia comprensión de las enseñanzas. De un tirón les habían quitado la base sobre la cual ellos, anteriormente, se habían sentido tan seguros.
Para establecer el contexto de la historia, revisemos los puntos saltantes de los cuatro capítulos finales de la enseñanza teórica, o la primera mitad del sutra. El capítulo undécimo presenta la irrupción de la maravillosa Torre de los Tesoros junto con la llegada de otros budas con sus séquitos desde sus respectivas tierras de Buda. Junto con los budas hay una muy diversa selección de toda clase de seres provenientes de todo el universo. En honor a la ocasión, Shakyamuni purifica los vastos reinos de todas las direcciones, convirtiéndolos en tierras de budas, y también los “conecta“ con los sucesos de la torre flotante a través de una especie de “transmisión simultánea” mística.
Este ejercicio expande la audiencia a unas proporciones incalculables. En medio de este escenario universal, Shakyamuni toma su lugar en la maravillosa Torre de los Tesoros. El buda Muchos Tesoros ya está sentado y da fe de la veracidad de las declaraciones de Shakyamuni mientras describe la manera en que el Sutra del Loto debe ser propagado después de la muerte del Buda. El capítulo doce muestra las hazañas del malvado Devadatta, pero termina con una profecía de su iluminación. Esto muestra que la práctica de la Ley, tal como está revelada en el sutra, posibilita la superación de cualquier clase de pasado perverso. Los capítulos trece “El aliento a la devoción”, y catorce, “Prácticas pacíficas”, presentan las muchas promesas de la asamblea para propagar y enseñar el Sutra del Loto. Shakyamuni muestra su gratitud por las promesas de estos bodhisattvas.
Al inicio del capítulo “Irrumpir de la tierra”, es el turno para que los bodhisattvas y mahasattvas2, que son más numerosos que las arenas de muchos ríos Ganges, y que se han reunido para escuchar el Sutra del Loto, hagan su promesa para propagarlo. Sin embargo, algo ha cambiado en la disposición del Buda para aceptar su determinación. En un cambio aparentemente radical, Shakyamuni responde enfáticamente:
¡Desistid, hombres de fe devota!. No hay necesidad de que protejáis este sutra. ¿Por qué? Porque en este mundo saha en que estoy, hay bodhisattvas y mahasattvas que son tan numerosos como las arenas de sesenta mil ríos Ganges, y cada uno de estos bodhisattvas tiene un séquito igual a las arenas de sesenta mil ríos Ganges. Después de que haya entrado en la extinción, estas personas podrán proteger, leer, recitar y predicar ampliamente este sutra. (The Lotus Sutra, cap. 15, págs. 212-213)
En ese momento la tierra se estremeció y se abrió de cuajo. Del espacio vacío que yace por debajo brotan multitudes de bodhisattvas abrumadoramente radiantes. Emanando luz y afabilidad, estos “bodhisattvas que parecían budas” causan una significativa conmoción en la asamblea. Como una expresión natural de su carácter digno, estos bodhisattvas avanzaron hacia la magnífica Torre de los Tesoros para ofrecer su saludo y preguntar por el bienestar de El Que Así Llega, Shakyamuni, así como del buda Muchos Tesoros. Rotan para hacer su reverencia a toda la asamblea: a los budas en los tronos de león con sus asistentes, a Maitreya y otros bodhisattvas, a los que escuchan la voz y los discípulos de los dos vehículos, a los reyes dragones, a los humanos y a los demás seres.
Los cuatro líderes de los bodhisattvas se dirigen al buda Shakyamuni quien está sentado en la cima de la Torre de los Tesoros. Esta escena, con su preocupado discurso, se ha convertido en un verdadero ejemplo de conducta que se adecua a la relación maestro y discípulo.
Entre estos bodhisattvas había cuatro líderes. El primero se llamaba Prácticas Superiores, el segundo, Prácticas Ilimitadas, el tercero, Prácticas Puras, y el cuarto, Prácticas Firmemente Establecidas. Estos cuatro bodhisattvas eran los principales líderes y maestros guías de todo el grupo. En presencia de la gran asamblea, cada uno de ellos une las palmas de sus manos, miran al buda Shakyamuni, y preguntan: “Honrado por el Mundo, ¿son pocas tus dolencias, son pocas tus preocupaciones, está tu práctica avanzando fluidamente? ¿Las personas a quienes te propones salvar reciben la enseñanza fácilmente? ¿El esfuerzo no hace que el Honrado por el Mundo se sienta extenuado?” (The Lotus Sutra, cap. 15, pág. 214)
Shakyamuni les responde, “El Que Así Llega está bien, con pocas dolencias y pocas preocupaciones” (The Lotus Sutra, cap. 15, pág. 214). Después de responder amablemente a sus diversas preguntas, el Buda observa: ”¡Excelente, excelente, buenos hombres! Ustedes saben cómo regocijar en sus corazones a El Que Así Llega”. (The Lotus Sutra, cap. 15, pág. 215). El diálogo de profunda preocupación entre Shakyamuni y los Bodhisattvas de la Tierra es una profunda lección para toda la asamblea. Expone un tono de solemnidad y reverencia por la revelación de la maravilla de la vida en el siguiente capítulo. Sin embargo, este no es el fin de las sorpresas que están por llegar.
Es apropiado añadir alguna mayor profundidad en cuanto a los líderes de estos Bodhisattvas de la Tierra. Las características de los Cuatro Líderes de los Bodhisattvas que emergieron de debajo de la tierra (Prácticas Superiores, Prácticas Ilimitadas, Prácticas Puras y Prácticas Firmemente Establecidas) están relacionadas con las cuatro virtudes de la humanidad: verdadero yo, eternidad, pureza y felicidad. Desde la perspectiva del Budismo de Nichiren Daishonin, todas estas virtudes se combinan dentro de la Ley Mística (Seikyo Times, mayo de 1988, págs. 64-65).
En el drama que se despliega, estos bodhisattvas eran algo, completamente nuevo y diferente de cualquier cosa que hubiese encontrado la asamblea. En particular, el bodhisattva Maitreya y los numerosos bodhisattvas fueron puestos en su lugar con este encuentro. Ellos se aproximaron a El Que Así Llega y le preguntaron el significado de lo que acababa de ocurrir. Maitreya hizo la solicitud en el contexto de que lo que todos acababan de ver estaba más allá de cualquier cosa que hubiesen experimentado. Ellos nunca habían visto tales bodhisattvas tan bien desarrollados y hermosos. Él le pregunta a Shakyamuni, “A esta multitud de bodhisattvas con su gran dignidad, virtud y diligencia, ¿quién les predicó la Ley, quién les enseñó, los convirtió y los condujo hasta esto?” (The Lotus Sutra, cap.15, pág. 217).
Hay un tono de consternación en la conclusión del soliloquio en verso de Maitreya acerca de la conspicua naturaleza de su llegada y de sus orígenes:
La tierra en las cuatro direcciones tiembla y se abre
y todos ellos irrumpen de allí.
Honrado por el Mundo, ¡desde tiempos pasados
no he visto nada parecido a esto!
Le pido me diga de dónde provienen,
el nombre de la tierra.
¡Yo he viajado constantemente de tierra en tierra
pero nunca he visto algo así!
En toda esta multitud
no hay una sola persona a la que conozca.
De pronto, ellos irrumpieron de la tierra
–le suplico que explique la causa.
Los miembros de esta gran asamblea,
los inmensurables cientos, miles, millones de
bodhisattvas,
todos desean ahora saber estas cosas.
Respecto a las causas que gobiernan el comienzo y el fin de esta multitud de
bodhisattvas,
poseedores de inmensurable virtud, Honrado por el Mundo,
¡Le suplicamos que disipe las dudas de la asamblea! (
The Lotus Sutra, cap. 15, págs. 217-218)
Antes de responder a Maitreya y los numerosos bodhisattvas, Shakyamuni advierte a todos que está por revelar una poderosa enseñanza:
Excelente, excelente, Ajita, que hayas preguntado al Buda este asunto tan importante. Todos ustedes deben ponerse sinceramente la armadura de la diligencia y decidir ser firmes en su intención. El Que Así Llega desea, ahora, convocar y hacer constar la sabiduría de los budas; el poder trascendental de los budas, en libre despliegue; la fuerza de los budas, feroz cual león; la potencia enérgica e inmensamente feroz de los budas. (The Lotus Sutra, cap. 15, pág. 218)
Todos están en suspenso por la respuesta y Shakyamuni no los decepciona. Estos brillantes bodhisattvas son sus discípulos. Es él quien los ha entrenado después de alcanzar la iluminación en el mundo saha. Además, él explica que hasta este momento, estos bodhisattvas habían estado viviendo en el reino de la potencialidad. Fue en el “espacio vacío” debajo del mundo saha. El espacio vacío debajo del mundo saha se refiere a la profundidad fundamental de la vida o la realidad fundamental. Nichiren Daishonin señala que los bodhisattvas que aparecieron del interior de la tierra en el decimoquinto capítulo, “son personas que poseen la Ley fundamental. Esta ‘Ley fundamental’ es Nam-myoho-renge-kyo” (Gosho Zenshu, pág. 751).
Maitreya y sus colegas bodhisattvas quedan aun más perplejos con esta respuesta. Lejos de aclararle las cosas, les crea un dilema muy difícil de captar para su mente y corazón. Ellos hacen sus cálculos. Dada la extensión de su vida en este mundo, ¿cómo pudo Shakyamuni haber entrenado a estas innumerables legiones de brillantes bodhisattvas? Mientras contemplaban esta imposibilidad, las dudas respecto a su maestro comenzaron a despertarse. No obstante, ellos desafían directamente estas dudas con una pregunta a Shakyamuni:
“¡Honrado por el Mundo, no hace mucho tiempo desde que alcanzaste la Budeidad, y sin embargo, has podido realizar esta obra tan grande y meritoria! Nosotros tenemos fe en el Buda y creemos que él predica de acuerdo con lo apropiado, que las palabras pronunciadas por el Buda no pueden ser falsas y que el conocimiento del Buda es, en todos los casos, penetrante y universal. No obstante, en el período posterior a la muerte del Buda, si los bodhisattvas que recién comienzan a buscar la iluminación escucharan estas palabras, tal vez no puedan creer en ellas ni aceptarlas, o se vean inducidos a cometer el crimen de rechazar la Ley. Por lo tanto, Honrado por el Mundo, te pedimos que te expliques, para que podamos hacer a un lado nuestra perplejidad y así, en épocas futuras, cuando los buenos hombres escuchen esta cuestión, no alberguen dudas”. (The Lotus Sutra, cap. 15, pág. 221-222)
Shakyamuni reserva su respuesta para después, de modo que el capítulo termina con el planteamiento de esta pregunta. Uno puede imaginar el rumor en la audiencia acerca de cómo Shakyamuni podía haber entrenado a esta enorme cantidad de discípulos en los cincuenta y tantos años pasados desde que se sentara bajo el árbol bodhi y alcanzara la iluminación. Hay una sensación de expectativa en el aire. Antes se mencionó que la intensidad del drama se calentaba en este capítulo. ¿Podía la asamblea manejar alguna otra sorpresa? Viendo retrospectivamente, la historia del sutra ha tenido una magnífica asamblea que ha llegado para asistir a la prédica de Shakyamuni, una torre del tamaño de casi la mitad de la tierra ha aparecido en el aire, y toda la asamblea también ha sido suspendida en el aire. Una vez que está puesto el escenario, la asombrosa multitud de Bodhisattvas de la Tierra hizo su aparición. Shakyamuni remató esto, diciéndole a la asamblea que es él quien había entrenado a todos estos magníficos bodhisattvas. ¿Qué podía seguir?
La confusión de la asamblea era de esperar. Quienes creían en las enseñanzas previas al Sutra del Loto, naturalmente, no entenderían cómo habían podido alcanzar este maravilloso estado los Bodhisattvas de la Tierra y, ciertamente, se resistían a verse comparados con las filas de esta clase de bodhisattvas. Es precisamente por esta razón que Shakyamuni usa esta clase de tratamiento de choque para despertar la mente de aquellos discípulos que todavía estaban capturados por doctrinas anteriores. El presidente Ikeda explica:
Su reacción de sorpresa, conmoción y duda representa la conducta de todos los que creían en las enseñanzas anteriores al Sutra del Loto, y en la enseñanza teórica de este mismo sutra. “Deshacerse de los apegos y provocar la duda” implica dar en tierra con las creencias y convicciones que la gente había sostenido hasta ese momento. Es un golpe decisivo a los pilares de la cosmovisión vigente en la época. Mediante este giro drástico en los valores con los que el pueblo se sentía cómodo y a gusto, Shakyamuni revela su verdadera identidad y su auténtico estado de vida. (Living Buddhism, octubre de 1997, pág. 35)
De esta manera, la confusión mental de los presentes en la asamblea se extiende más allá del impacto visual de la aparición de estos respetables bodhisattvas. Hasta ese punto, las diversas categorías de discípulos habían puesto su fe en el modelo tradicional del mundo y de las causas que conducían a la Budeidad. Pero sus puntos de vista fueron echados a rodar. La declaración de Shakyamuni de que él había entrenado y desarrollado a esa miríada de bodhisattvas sacude la base de aquello en lo que cree la audiencia. En el “Diálogo sobre el Sutra del Loto”, el presidente Ikeda dice:
Cuando llegamos a la enseñanza esencial, todo lo que Shakyamuni ha enseñando hasta ese punto se revierte por completo. La enseñanza teórica revela una sucesión de importantes doctrinas: la verdadera entidad de la vida, la iluminación de las personas de los dos vehículos (los que escuchan la voz y los pratyekabuddhas), la iluminación de las mujeres, la de las malas personas. Además, se conceden predicciones de iluminación futura a Shariputra, el discípulo más destacado por su sabiduría, y a los demás discípulos del Buda que han comprendido dichas doctrinas.
Pero, en un santiamén, todo pierde sentido. Porque se desploman las premisas sobre las cuales se habían erigido dichas doctrinas. (Living Buddhism, octubre de 1997, pág. 44)
Shakyamuni refuta lo que había enseñado previamente –que uno se convierte en buda, si lo hace, sólo después de eones de prácticas austeras. Es el inicio de una visión, en la que la iluminación es una condición que es siempre una característica intrínseca de la vida. El impacto de la revelación de Shakyamuni se compara a la revolución copernicana de la visión heliocéntrica del sistema solar. El presidente Ikeda señala que la aparición de los Bodhisattvas de la Tierra es la señal de la liberación humana en todas partes. Es un llamado para despertar a la gente de la resignación y la impotencia. También significa reconocer el valor fundamental en todas las personas. El presidente Ikeda pinta este retrato de liberación humana:
Al no comprender la grandeza de su propia vida, se apegan a detalles que en realidad no son importantes. La fuerza de los Bodhisattvas de la Tierra es la capacidad fundamental que poseemos nosotros, como seres humanos, de trascender todas las diferencias –de raza, etnia, género o posición social– y guiar a las personas hacia la felicidad. Somos seres humanos comunes, sin artificios ni adornos; somos totalmente humanos e infinitamente valerosos. Este es el orgullo de un Bodhisattva de la Tierra.
La irrupción de los Bodhisattvas de la Tierra representa un hecho revolucionario, que testimonia la majestuosidad de la fuerza vital humana. Tenemos que transmitírselo a todos los pueblos del mundo. El cambio en la forma de ver al Buda que marca la enseñanza esencial es una modificación clave en la percepción del hombre. (Living Buddhism, octubre de 1997, págs. 47-48)
Notas
  1. Mundo saha – un mundo donde los humanos soportan sufrimientos. En las enseñanzas anteriores al Sutra del Loto, los budas no aparecían en los mundos saha.
  2. Mahasattvas – Un “gran ser”, otro término para bodhisattva.


Capítulo Dieciséis
Duración de la vida de El Que Así Llega
(DLS 26 – 36)
El capítulo “Duración de la vida de El Que Así Llega” es el puente sobre las aguas de la duda y la incertidumbre. Es una revelación de la verdad de la vida eterna en todo ser viviente así como el medio para comprenderlo. Tenemos a los sabios budistas del Asia Central, la China y el Japón, incluyendo a Nichiren Daishonin, quienes afirman categóricamente que sin la enseñanza fundamental del capítulo “Duración de la vida”, todas las enseñanzas de Shakyamuni serían consideradas como falsas. La serie del “Diálogo sobre el Sutra del Loto” dedica más de diez entregas discutiendo las muchas facetas del capítulo “Duración de la vida” Estas incluyen la metáfora de la flor de loto que florece y da semillas al mismo tiempo para explicar la simultaneidad de causa y efecto; la plena implicancia de la eternidad de la vida del Buda en todas las personas; la activación de la doctrina de los tres mil reinos en un simple momento de vida al mostrar la posesión mutua de los Diez Mundos; la relación entre la vida del mortal común de los “nueve mundos” con el “décimo mundo” de la Budeidad; y la unidad de maestro y discípulo.
La esencia del capítulo “Duración de la vida” está más allá de la comprensión intelectual –la realidad de la eterna naturaleza de Buda inscrita en el Gohonzon de Nichiren Daishonin.
Con este prefacio, volvamos a la historia que dejamos al final del capítulo “Irrumpir de la tierra”. Hay una asamblea íntegra, que ha experimentado la prédica de Shakyamuni en toda su extensión y que ahora está al borde de comenzar a dudar de él.
Sintiendo la confusión en la mente de sus oyentes, Shakyamuni exhorta tres veces a su audiencia diciendo que “Deben creer y entender las confiables palabras de El Que Así Llega” (The Lotus Sutra, cap. 16, pág. 224). Los bodhisattvas piden a Shakyamuni que explique la verdad para ellos y prometen escuchar profundamente sus palabras. Shakyamuni explica que mientras todos creen que se sentó bajo el árbol bodhi en Gaya y alcanzó la iluminación suprema, en realidad, originalmente, él había alcanzado la suprema iluminación en un tiempo inimaginablemente atrás. El presidente Ikeda dice:
El propósito del capítulo “Duración de la vida” es esclarecer que todos los seres vivientes, no sólo Shakyamuni, en realidad han sido budas desde el remoto pasado, y hacer que la gente tome conciencia de esto. Su propósito es abrirle los ojos al pueblo para que perciba la grandiosa vida eterna del universo. Y lo que permite a las personas captar esta vida en forma práctica y concreta es la revelación de Nichiren Daishonin, según la cual Nam-myoho-renge-kyo es la enseñanza implícita en el Sutra del Loto. (Living Buddhism, febrero de 1998, pág. 37)
Retornando a la escena en la asamblea, los presentes no sólo tenían que intentar adecuarse a la nueva conciencia de que Shakyamuni alcanzó la iluminación muchísimo tiempo atrás, sino también a la idea de que la vida del Buda estuvo presente en el mundo todo el tiempo. Este mundo de la Budeidad está siempre presente en la vida como parte de su estructura integral. Esto, por un lado, crea un temor reverente, y por otro, confusión respecto a quién es el verdadero Shakyamuni. A los ojos de los presentes en la reunión, ciertamente él se ha convertido en algo más que el hombre que ellos conocían, predicando el sutra mientras caminaban de ciudad en ciudad en su natal India. Más allá del tema de cuánto tiempo atrás alcanzó Shakyamuni la iluminación, está la lucha por entender la manifestación de un Buda eterno.
La práctica budista existe para poder purificar nuestra vida hasta un punto en el que podamos experimentar, aunque sólo sea parcialmente al comienzo, nuestra propia vida como eterna. En el capítulo “Duración de la vida”, Shakyamuni explica que quienes están ilusionados y afligidos no pueden ver al Buda, aun cuando esté cerca. El presidente Ikeda comenta acerca del Shakyamuni del capítulo “Duración de la vida” y sobre la naturaleza de la iluminación:
Por ahora, baste con decir que el buda al que esto se refiere es Shakyamuni en tanto Buda original iluminado desde el remoto pasado. El Buda se denomina “El Que Así Llega”, porque tiene el estado de vida de alguien en quien la Ley Mística se manifiesta a cada momento, sin esfuerzo ni afectación.
Este dinamismo de la Ley Mística, que palpita eternamente, es la vida eterna en sí mismo. Es la verdadera identidad del Buda, y es, también, el mismísimo Buda original. Por otro lado, es la vertiente de la cual afloran los beneficios disfrutados por todos los budas. Tal como comprendió el presidente Toda, el Buda es la vida misma. Además, este buda original es, en realidad, la fuente de la que brota nuestra vida. En tal sentido, el sutra habla del Buda original como alguien que está al lado. Sin embargo, en su confusión, la gente no puede percibir a esta Budeidad. (Living Buddhism, enero de 1998, pág. 36)
Aunque el Buda ha estado constantemente presente en un mundo u otro, enseñando la Ley y convirtiendo a los seres vivientes, él enfatiza lo extraordinario que es encontrar a un Buda y la verdadera enseñanza. Él explica que el Buda siente que la gente no está buscando con ardor el Camino del Buda, de modo que pareciera que él entrara en la extinción. Esta acción es otra variante de los “medios hábiles” para encender un espíritu de búsqueda por la sabiduría del Buda. Entonces, El Que Así Llega reaparece para enseñar la Ley. Él explica por qué ha emprendido este gran esfuerzo:
¿Por qué hago esto? El Que Así Llega percibe el verdadero aspecto de los tres mundos, exactamente como es. No existen el flujo ni el reflujo del nacimiento y la muerte; no hay existencia en este mundo y, luego, ingreso en la extinción. No tiene sustancia ni es vacío; no es homogéneo ni diverso. Ni tampoco es como lo perciben los que habitan en los tres mundos. Pero El Que Así Llega ve claramente y sin error todas estas cosas. (The Lotus Sutra, cap. 16, pág. 226)
En el sutra, Shakyamuni dice: “Buenos hombres, todos los budas y El Que Así Llega predican una Ley como esta. Ellos actúan para salvar a todos los seres vivientes, de manera que lo que ellos hacen es verdadero y no falso” (The Lotus Sutra, cap.16, pág. 227). Para comunicar mejor esta profunda intención del Buda, Shakyamuni relata la “Parábola del médico excelente y sus hijos enfermos”. Situado en el centro del capítulo “Duración de la vida”, se ha convertido en una de las historias más famosas del Sutra del Loto.
Este médico tiene un gran número de hijos, son cien en total. Un día, él sale de su casa en cumplimiento de una misión. Mientras está fuera, los niños beben un veneno sin saber que era peligroso. El padre retorna a casa y los encuentra retorciéndose de dolor. Él es un renombrado médico, de modo que crea un medicamento que será el antídoto perfecto para el veneno. Los que no están muy afectados aceptan la medicina y se curan. Sin embargo, la mayoría de los niños están completamente afectados por los efectos de la nociva sustancia que han ingerido y rechazan la medicina que su padre les ha preparado. Como un medio hábil, el misericordioso padre sale nuevamente, explicándoles que ha envejecido y no puede permanecer en casa. Después, oyendo de un mensajero que su padre ha fallecido en otra tierra, los niños quedan abrumados por el pesar. Este sufrimiento por la pérdida de su padre les devuelve la razón suficiente como para toma la medicina, que el médico excelente les ha dejado. Ellos se alivian rápidamente del veneno en su cuerpo y en su mente. Cuando sus hijos están sanos, el padre retorna y se reúne con su familia.
En un nivel, Shakyamuni emplea esta historia para explicar por qué El Que Así Llega usa el medio hábil de la muerte para conducir a los seres vivientes al Camino del Buda. Él quiere que todos los presentes en la asamblea entiendan su profunda misericordia, a través de la cual ellos pueden liberarse de sus puntos de vista erróneos que les impiden experimentar realmente su propia naturaleza de Buda. Él explica que sus acciones son como las del padre, quien sale para hacer que sus hijos afectados lo echen de menos y beban el antídoto para el terrible veneno que han ingerido.
En un nivel más profundo es la historia de una misericordia implacable, y la voluntad para hacer cualquier cosa que permita que los seres vivientes comprendan y actúen basados en su verdadera naturaleza. También es una metáfora para la función de la muerte dentro del flujo general de la vida. Esto es representado poéticamente por Shakyamuni en la sección en verso que concluye el capítulo “Duración de la vida”:
Porque si me ven constantemente,
La arrogancia y el egoísmo surgen en su mente.
Abandonando el control, ellos ceden a los cinco deseos
y caen en los malos caminos de existencia.
Siempre estoy consciente de cuáles seres vivientes
practican el camino, y cuáles no,
y en respuesta a sus necesidades para la salvación
yo predico diversas doctrinas para ellos.
En todo momento yo pienso para mí mismo:
¿Cómo puedo hacer para que los seres vivientes
Obtengan el ingreso al insuperable camino
Y adquieran rápidamente el cuerpo de un Buda?
(The Lotus Sutra, cap. 16, págs. 231-232)
Ya no surgen más preguntas de parte de Maitreya ni de los demás bodhisattvas provisionales. Los miembros de la asamblea prometen creer lo que el Buda ha predicado acerca de la duración de su vida y de su medio hábil de entrar en extinción. La expresión de su voluntad para creer, en cierto modo se ha convertido no más que en una nota al pie de la página, debido a que el foco de la atención se ha trasladado a la práctica y la propagación del Sutra del Loto después de la muerte del Buda. La antorcha es entregada a los Bodhisattvas de la Tierra.
En esta etapa del sutra, tenemos que pensar acerca de su estructura y movimiento. Los siguientes tres capítulos tratan sobre los diversos beneficios que se acumularán de la práctica y enseñanza de este sutra en las épocas futuras. Como preludio a esto, los participantes en el “Diálogo sobre el Sutra del Loto” intercambian sus puntos de vista acerca de la exactitud histórica del drama que ha ocurrido a lo largo de los dieciséis capítulos. Ellos exponen la perspectiva de que en los sorprendentes eventos descritos en el sutra estaba la experiencia que tenía lugar en la vida de Shakyamuni y no deben ser tomados literalmente. El presidente Ikeda responde diciendo, “Aunque los hechos descritos en el sutra no son exactos históricamente, sí expresan la verdad acerca de la vida y la naturaleza de la existencia”. (Living Buddhism, enero de 1998, pág. 38)
Él continúa, explicando que el Sutra del Loto es una enseñanza que muestra el verdadero yo de Shakyamuni. Fue esta la razón que impulsó la necesidad de las dos mitades de la “enseñanza teórica” y la “enseñanza esencial” en el Sutra del Loto. El verdadero yo de Shakyamuni es el yo eterno que es uno con la Ley Mística. Esto significa que todos los Bodhisattvas de la Tierra también están incluidos en el yo eterno de Shakyamuni. La feliz verdad es que este yo eterno está en la médula de la vida de cada persona. Como dice el presidente Ikeda:
Pero eso no sólo es cierto con respecto a Shakyamuni. El Daisho­nin dice: "El ejemplo de una persona representa la verdad imparcial inherente a todos los seres humanos” (Gosho Zenshu, pág. 564). El “yo eterno” de Shakyamuni es el “yo eterno” de todos los seres vivientes. En sentido amplio, todos los seres son budas originales. Por ende, los Bodhisattvas de la Tierra son los “Bodhisattvas eternos” que existen en la vida de todas las personas. El Daishonin lo explica así: “La vida iluminada del buda Shakyamuni ¿no es, acaso, nuestra carne y nuestra sangre? Sus prácticas y las virtudes que alcanzó a raíz de ellas ¿no son, acaso, nuestros huesos y nuestra médula? (Los principales escritos de Nichiren Daishonin, vol. 1, pág. 64); “En nuestra vida se halla presente el buda Shakyamuni [...], el Buda original del tiempo sin comienzo” (Ibid., pág. 65). Y, también: “Los bodhisattvas Jogyo, Muhengyo, Jyogyo y Anryugyo3 representan el estado de Bodhisattva que existe dentro de nuestra vida” (Ibid.)