sábado, enero 13, 2007

SUTRA DEL LOTO (3)

Sutra del Loto (Parte 3)

Un tratado sobre la vida y el universo

Publicado en la revista "Terceira Civilização" julio, 2002.

Origen de los sutras

Como ya ha sido mencionado, dentro del vasto número de textos contenidos en el canon budista, el Sutra del Loto es considerado uno de los más importantes. En la India y en Japón hay más comentarios sobre ese texto que de cualquier otro en el canon.

Shakyamuni propagó el Sutra de Loto en un período de ocho años, y los discípulos, más tarde, compilaron sus sermones. Centenares de años pasaron antes de llegar al texto que hoy conocemos.

Con el pasar del tiempo, el sutra fue traducido y llevado de la India a China. De este país, fue transmitido para el Japón, particularmente en su octava traducción, realizada por Kumarajiva y titulada Miao-fa lien-hua ching o Myoho-rengue-kyo.

Después de la muerte de Shakyamuni, sus discípulos se enfrentaron inicialmente con la tarea de compilar las enseñanzas que el Buda había expuesto por un período de 45 a 50 años, de manera que estas pudiesen ser transmitidas a las generaciones futuras. Este trabajo era importante en el sentido de que mantendría el deseo de Shakyamuni de que sus enseñanzas y preceptos se convirtieran en maestro de cada uno después de su muerte.

La primera asamblea para la recopilación de las enseñanzas del Buda tuvo lugar en el local denominado “Gruta de las siete hojas”, cerca de Rajagriha, capital del Estado de Magadha, en la India Oriental, tres meses después de la muerte de Shakyamuni, y en ella participaron quinientos monjes presididos por Mahakashyapa. En esa ocasión, éste preguntó a Ananda sobre las doctrinas y a Upali sobre las reglas de disciplina. Ambos recitaron las doctrinas en cuanto escucharon sobre el Buda. Ananda fue escogido para recitar las enseñanzas del Buda porque lo había acompañado por un largo período, y como su auxiliar personal, había captado sus enseñanzas más que cualquier otro discípulo. Upali fue escogido por ser considerado el “más notable” en cuanto a todas las disciplinas y por dominar a fondo las reglas y los reglamentos. Cuando fue interrogado por Mahakashyapa sobre lo que Shakyamuni había propagado, Ananda decía “Así lo escuché. En cierta oportunidad, el Buda estaba en…”. Por esta razón, tradicionalmente, todos los sutras inician con la frase “Así lo escuché”.

Los miembros que participaron en esa asamblea confirmaron la rectitud de las recitaciones de Ananda y Upali referentes a las palabras del Buda y enseguida todos las recitaron de nuevo y al unísono estableciendo de esa forma la versión definitiva. Sin embargo, esa versión no fue llevada a la forma escrita pues en la India antigua la palabra escrita era considerada vulgar y predominaba la idea de que las enseñanzas religiosas no deberían ser grabadas en forma escrita sino memorizadas y transmitidas oralmente.

Después de la primera asamblea, obedeciendo la voluntad de Shakyamuni, la orden acató las doctrinas y los reglamentos, en esa ocasión tomándolos como su maestro y fundamentando en ellos sus actividades.

Con el impulso dado por la primera asamblea, la orden tomó gran interés en la organización y compilación de las enseñanzas de Shakyamuni. Durante un siglo después de la asamblea, las reglas disciplinarias que los monjes deberían seguir fueron compiladas y preservadas en textos conocidos como vinaya, dado que las doctrinas y las enseñanzas fueron compiladas en diversos textos, conocidos como sutras. Estas doctrinas constituyen la forma original de los sutras Agama (Agon) compilados posteriormente. Cada una de estas divisiones era denominada de pitaka, lo cual quiere decir “cesta”. Posteriormente, el abidarma, o comentarios, se fue incrementando, formando así el tripitaka (tres cestas) o las tres divisiones del canon budista.

Casi un siglo después de la muerte de Shakyamuni, ocurrió un incidente de grandes repercusiones entre un grupo de monjes progresistas favorables a las interpretaciones flexibles a las doctrinas y a las reglas de disciplina y otro grupo de monjes conservadores. Consecuentemente, la orden se dividió en dos grupos: Enseñanza de los Veteranos (Theravada) de la cual formaban parte los conservadores y Miembros de la Gran Orden (Mahasanghika), integrados por los progresistas. Más tarde esas dos escuelas se subdividirán y al final del primer siglo antes de Cristo ya existían entre dieciocho y veinte escuelas. Cada escuela transmitía y aumentaba nuevas enseñanzas a la luz de su interpretación particular.

Quinientos años después de la muerte de Shakyamuni, un nuevo movimiento budista surgió en respuesta a las necesidades no sólo de los monjes y de los practicantes laicos, sino también de la sociedad en general. Este movimiento reformista fue denominado Budismo Mahayana. La palabra mahayana significa “gran vehículo” y era usada con frecuencia como opuesto al hinayana, o “pequeño vehículo”, que se refería principalmente a las escuelas Theravada.

Una de las características del Mahayana es que surgió entre personas laicas que cuidaban los santuarios, elogiaban las virtudes del Buda, mantenían una fe activa y no aprobaban el aislamiento y el academicismo estéril de las escuelas tradicionales.

La palabra “vehículo” se refiere a las enseñanzas del Buda que conducen a las personas a la iluminación.

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