sábado, diciembre 22, 2007

La Revolucion Humana

La Revolución Humana

Por Daisaku Ikeda

"Un cambio interno positivo, en tan sólo una persona,
es la esencial vuelta de tuerca en el proceso de hacer
a la raza humana más fuerte y sabia."

Existen muchos tipos de revoluciones: políticas, económicas, industriales, científicas, artísticas y otras. Pero, sin importar cuánto cambien los factores externos, el mundo nunca mejorará mientras la gente permanezca egoísta
y apática. Como dijo John F. Kennedy, en 1963: "Nuestros problemas fueron creados por el hombre, por lo tanto, pueden ser resueltos por el hombre. Y el hombre puede ser tan grande como él quiera". Un cambio interno positivo, en tan sólo una persona, es la esencial vuelta de tuerca en el proceso de hacer a la raza humana más fuerte y sabia.

Esta "Revolución Humana" es, según creo, la más fundamental y vital de todas las revoluciones. Esta revolución un proceso interno de auto reforma) es completamente pacífica y libre de derramamientos de sangre. En ella todos
ganan y no hay víctimas. La vida es una lucha con nosotros mismos; es un intenso combate entre avanzar y retroceder, entre la felicidad y la desdicha. Estamos cambiando constantemente, pero el problema real es si estamos
cambiando para bien o para mal, si tenemos éxito en engrandecer nuestra estrecha visión centrada en nosotros mismos y asumir una visión más amplia.

Todos los días nos enfrentamos a incontables situaciones en las que tenemos que escoger o tomar decisiones. Tenemos que decidir cuál camino tomar, a fin de sentirnos bien con nosotros mismos, y convertirnos en mejores individuos, de espíritu más generoso.

Si nos permitimos a nosotros mismos ser gobernados por la fuerza del hábito, es decir, reaccionar de la misma manera que siempre lo hemos hecho a una determinada situación, seremos arrastrados por el camino del menor esfuerzo y nuestro crecimiento como personas se detendrá. Pero si tenemos éxito en desafiarnos en un nivel fundamental, podemos pasar de ser una persona golpeada por el ambiente o por la gente a su alrededor, a alguien que puede
influenciar positivamente en su entorno. En realidad, creamos la forma única de nuestras vidas mediante las infinitas elecciones que hacemos cada día.

La individualidad y el carácter verdaderos nunca llegan a florecer completamente sin un arduo trabajo. Yo siento que es un error pensar que quienes somos actualmente es la representación de todo lo que somos capaces de ser.

Si uno pasivamente decide: "Soy una persona callada, de manera que pasaré por la vida calladamente", nunca podremos desarrollar plenamente nuestro potencial único.

Sin necesidad de tener que cambiar nuestro carácter completamente, podemos convertirnos en una persona que, aun siendo básicamente callada, será capaz de decir lo correcto en el momento correcto con verdadera
convicción. De la misma forma, una tendencia negativa hacia la impaciencia podría transformarse en una cualidad útil para lograr que las cosas sean hechas rápida y eficientemente. Pero nada es más inmediato, o más difícil, que el confrontarnos y transformarnos a nosotros mismos.

Siempre resulta tentador decidir: "Este es el tipo de persona que yo soy". A menos que retemos esta tendencia tempranamente en la vida, se hará más fuerte con la edad. Pero creo que el esfuerzo vale la pena al final, porque nada produce una satisfacción más profunda que retar exitosamente nuestras propias debilidades.

Como escribió el autor ruso Tolstoy: "La felicidad suprema es encontrar que somos mejores personas al final del año de lo que éramos al principio."

La Revolución Humana no es un evento extraordinario, ni divorciado de nuestras vidas diarias. A menudo, comienza de una forma pequeña. Tomemos como ejemplo a un hombre que sólo piensa en sí mismo, en su familia y sus amigos. Entonces, un día realiza un movimiento para romper este confinamiento estrecho tan sólo un poco, saliéndose del camino para ayudar
a un vecino que sufre. Éste es el comienzo de su Revolución Humana.

Pero no podemos realizar este proceso solos. Es a través de nuestras interacciones con otros, que pulimos nuestras vidas y crecemos como seres
humanos. En Japón, las papas que crecen en las montañas conocidas como taros, son rugosas y sucias al cosecharse, pero al ser colocadas en agua y
rodarlas unas contra otras, la piel se pela, dejando las papas brillantes y listas para cocinar.

La única manera de afilar y pulir nuestro carácter, es a través de nuestras interacciones con otros. Al realizar acciones por los demás, y comprometernos positivamente con ellos, nos volvemos personas más
disciplinadas y mejores. Pero esto no significa hacer que otros sean felices, mientras nos ignoramos a nosotros mismos o a nuestra propia felicidad.

La felicidad que creamos como individuos, y los fuertes lazos que creamos unos con otros, generan la felicidad de toda la humanidad. Transformar nuestras vidas en el nivel más fundamental es la clave para cambiar la sociedad. Un cambio profundo en la perspectiva con que vemos las cosas, o sea en la realidad interior de nuestras vidas, produce cambios en las funciones
externas de nuestra vida, en otras personas y en nuestra comunidad. Creo firmemente que una gran Revolución Humana en tan solo un individuo puede ayudar a lograr un cambio en el destino de una nación y permitir un cambio en toda la humanidad.

La vida de Mahatma Ghandi ilustra este punto. Siendo niño era dolorosamente tímido. Siempre estaba preocupado porque la gente lo iba a ridiculizar. Aún después de aprobar sus exámenes como abogado seguía siendo tímido. Cuando se levantó para presentar sus argumentos de apertura en su primer caso en tribunales, su mente se puso en blanco por los nervios y tuvo que abandonar el tribunal.

Pero un cambio importante ocurrió mientras se encontraba en Sudáfrica, donde los hindúes residentes enfrentaban una severa discriminación.

Gandhi iba viajando en un vagón de primera clase en un tren, cuando se le ordenó moverse al vagón de carga. Él se rehusó, y eventualmente fue forzado
a salir del tren.

En la sección de espera en la estación, Gandhi permaneció despierto toda la noche, debatiéndose entre regresar a la India o soportar las dificultades que acarrearía el asumir una posición y luchar por los derechos humanos.

Finalmente comprendió que sería cobardía huir de sus temores y desechar a la gente que estaba siendo discriminada como él lo había sido. A partir de ese momento, Gandhi se enfrentó de lleno con su naturaleza tímida y la retó, determinado a vencer la injusticia.

Su cambio interno fue la chispa que originó uno de los más grandes desarrollos del siglo veinte: el movimiento para el cambio social por medio
de la no-violencia.

Cada persona individualmente posee un gran potencial que permanece en gran medida intacto. Por medio del arduo trabajo que es realizar nuestra Revolución Humana, este potencial puede ser revelado y podemos establecer un sentido del yo independiente e inconquistable. Podemos lidiar creativamente con cualquier situación que la vida nos pueda ofrecer.

Este proceso abierto nos permite mantenernos creciendo y desarrollándonos a lo largo de nuestras vidas, y más allá. Nunca encontraremos un punto muerto en nuestro viaje eterno de auto realización.

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