sábado, diciembre 22, 2007

Los Diez Estados

Los Diez Estados (jikkai) indican diez condiciones en las que una entidad de vida se manifiesta en el curso del tiempo. El factor primordial en la postulación de los Diez Estados es la sensación subjetiva experimentada por el «yo» en las profundidades de cada vida individual.

1) Infierno (jigoku): en su tratado «El verdadero objeto de veneración», Nichiren Daishonin establece que «la furia es el estado de Infierno».¹ Esta es una condición en la que uno está dominado por el impulso furioso de destruir y de atraer la ruina sobre sí mismo y sobre los demás. Concretamente, este estado representa el sufrimiento y la desesperación más extremos.

2) Hambre (gaki): en el mismo tratado se lee: «la codicia es el estado de Hambre». En esta condición, uno está sometido a un insaciable deseo egoísta de riquezas, fama y placer, que jamás puede ser enteramente satisfecho.

3) Animalidad (chikusho): también el tratado se refiere a esta condición y dice que «la estupidez es el estado de Animalidad». Cuando está presente, uno se deja llevar por el impulso de los deseos e instintos, pues carece de la sabiduría para controlarse.

4) Ira (shura): «la perversidad es el estado de Ira». Consciente de su propio yo, pero dominado por el egoísmo, uno es incapaz de comprender las cosas como son y menosprecia y agrede la dignidad de los demás.

5) Humanidad (nin): «El verdadero objeto de veneración» estipula que «la calma es el estado de Tranquilidad». En este estado, en que uno es capaz de controlar temporariamente sus deseos e impulsos mediante la razón, se puede vivir una vida pacífica, en armonía con el entorno y con otras personas.

6) Éxtasis (ten): «la dicha es el estado de Éxtasis». Esta es una condición en la que existen el contento y la alegría por haberse liberado del sufrimiento, y la satisfacción de haber concretado algún deseo.

7) Aprendizaje (shomon): los seis estados anteriores, desde Infierno hasta Éxtasis, surgen por el imperio de los impulsos o deseos, pero quedan bajo el absoluto control de las restricciones que les impone el entorno y son extremadamente vulnerables a las diferentes circunstancias. Aprendizaje, por el contrario, es una condición que se experimenta cuando uno lucha por un estado de satisfacción y estabilidad, mediante la reforma y el desarrollo de la propia vida. Concretamente, shomon es la condición en la que uno se dedica a forjar una vida mejor, aprendiendo de las ideas, el conocimiento y las experiencias de sus antecesores y contemporáneos.

8) Comprensión Intuitiva (engaku): es una condición similar a la de Aprendizaje, porque en ambas se realiza una lucha por reformarse a uno mismo.² Pero lo que los diferencia es que, en el estado de Comprensión Intuitiva, en vez de intentar aprender de lo que lograron los antecesores, uno trata de dominar el proceso de la propia transformación mediante la observación directa de los fenómenos.

9) Bodhisattva (bosatsu): es un estado signado por la misericordia, en el que el individuo se dedica a la felicidad de los demás, aunque ello implique sacrificios. Las personas de Aprendizaje y Comprensión Intuitiva tienden a carecer de misericordia y a llegar a extremos en la búsqueda de la propia perfección. Por el contrario, un bodhisattva descubre que el camino hacia ella radica en la acción misericordiosa de salvar a otros del sufrimiento.

10) Budeidad (butsu): esta condición se alcanza cuando uno logra la sabiduría de percibir la realidad última de su propia vida y adquiere la infinita misericordia de dirigir constantemente sus acciones hacia objetivos benevolentes; cuando desarrolla un yo eterno y una pureza absoluta en su vida, que nada puede mancillar. La Budeidad es un estado ideal que se puede alcanzar a través de la práctica budista. Empero, puesto que ninguna condición de vida es estática, la Budeidad no debe ser considerada el objetivo final; por el contrario, es algo que uno experimenta en la profundidad de su ser al tiempo que continúa actuando con benevolencia en su vida diaria. En otras palabras, la Budeidad se manifiesta diariamente en la conducta del bodhisattva: buenas acciones y actos misericordiosos.³

NOTA: La teoría de la POSESIÓN MUTUA de los diez estados explica que, si bien cada persona tiene un estado de vida BÁSICO, también experimenta los otros estados. Todos los estados tienen un aspecto positivo y otro negativo. Cuando uno eleva su estado de vida mediante la práctica de la Ley tiene la capacidad de tomar el aspecto positivo aún de los estados inferiores (por ejemplo el infierno le permite entender el sufrimiento de los demás, los deseos le permiten avanzar en la vida, los instintos le ayudan a sobrevivir). Se dice que el hombre sabio (bodhisattva y buda) no se deja abatir por los infortunios ni se deja elevar por sus logros; él sabe que la verdadera felicidad nace desde el interior y es plena sólo cuando también hace felices a otros.

¹ Los principales escritos de Nichiren Daishonin, vol. 1, pág. 52.

² Los principales escritos de Nichiren Daishonin, vol 1, pág.53.

³ Las cuatro características esenciales de la Budeidad están representadas por los cuatro adalides de los Bodhisattvas de la Tierra Jogyo (Conducta Superior), Muhengyo (Prácticas Ilimitadas), Jyogyo (Prácticas Puras) y Anryugyo (Firmemente Establecidas). Es decir, los cuatro bodhisattvas corresponden a las cuatro virtudes verdadero yo, eternidad, pureza y felicidad. Se puede considerar que la virtud de Jogyo simboliza la integridad absoluta e indestructible del yo. El bodhisattva Muhengyo representa el estado de libertad ilimitada por toda la eternidad. Jyogyo indica la pureza absoluta de la vida, en que el mal o la naturaleza egoísta quedan relegados a un estado latente, inexpresado. Anryugyo implica una vida feliz y placentera, de completa plenitud.

Nichiren Daishonin es el Buda original que ha estado iluminado eternamente a la verdad última de la Ley Mística, desde el infinito pasado de kuon ganjo. Sin embargo, su comportamiento fue el del Bodhisattva Jogyo, adalid de los Bodhisattvas de la Tierra. En un sentido amplio, todas las personas que practican con fe firme en el Budismo del Daishonin se comportan como los Bodhisattvas de la Tierra, pero son, en realidad, Budas.

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