miércoles, noviembre 07, 2007

Gosho Advertencia sobre los actos conta la Ley

El capítulo “hoben”, del primer volumen del Sutra del Loto, señala: “La sabiduría de los budas es infinitamente profunda e inmensurable”. T’ien-t’ai explica: “‘Infinitamente profunda’ indica la realidad lograda por el Buda, que es vasta e insondable como el lecho de un río. Ya que el lecho del río es infinitamente profundo, el agua de la sabiduría del Buda es ‘inmensurable’”.[1]

El sutra y su interpretación esclarecen que el camino a la Budeidad yace en los dos elementos de realidad (kyo) y sabiduría (chi). “Realidad” se refiere a la entidad de todos los fenómenos del universo, mientras que “sabiduría” se aplica a la perfecta manifestación de esta entidad en la vida del individuo. Cuando la realidad es un lecho fluvial infinitamente anchuroso y profundo, el agua de la sabiduría fluye sin cesar. La iluminación es la fusión entre la sabiduría y la realidad.

Todos los sutras expuestos antes que el Sutra del Loto son enseñanzas provisionales, que no pueden conducir a la iluminación, porque separan la realidad de la sabiduría. Sin embargo, el Sutra del Loto las expone como una unidad. Enseña el propósito con el cual los budas aparecen en este mundo: hacer que los hombres abran el portal a la sabiduría del Buda, revelarla, hacer que todos los seres la conozcan y. permitirles que ingresen en ella. Todas las personas pueden alcanzar la iluminación comprendiendo esta sabiduría del Buda.[2]

El capítulo “Hoben” señala que la sabiduría del Buda está mucho más allá de la comprensión que poseen las personas de los dos vehículos: “Ni los hombres de Aprendizaje (shomon) ni los de Comprensión Intuitiva (engaku) pueden comprenderla”. ¿Qué son, entonces, estos dos elementos de “realidad” y “sabiduría”? Son, simplemente, Nam-myoho-renge-kyo. Shakyamuni convocó a los grandes Bodhisattvas de la Tierra, sus discípulos de las épocas pasadas, para darles esta Ley que constituye la esencia de sus enseñanzas.

El Sutra del Loto señala que el bodhisattva Jogyo y los demás Bodhisattvas de la Tierra aparecerán en los primeros quinientos años del Último Día de la Ley, para propagar la Ley Mística, cristalización de la realidad y de la sabiduría. Este sutra lo deja perfectamente claro. ¿Acaso alguien podría discutirlo? Yo, Nichiren, no soy el bodhisattva Jogyo ni su emisario, pero fui el primero en iniciar la propagación de la Ley Mística y ya la he enseñado ampliamente. El bodhisattva Jogyo recibió el agua de la sabiduría de la Ley Mística que le otorgó el buda Shakyamuni, para dejarla fluir en la tierra yerma de la vida de las personas que viven en la época perversa del Último Día. Ésta es la función de la sabiduría. Shakyamuni confió esta enseñanza al bodhisattva Jogyo, y hoy Nichiren la propaga en el Japón. En general, esta transferencia se hizo a los Bodhisattvas de la Tierra, pero, específicamente, se concedió al bodhisattva Jogyo. Si usted confunde lo general con lo específico, aun en lo más pequeño,[3] jamás podrá alcanzar la iluminación y vagará a través de interminables existencias de sufrimiento.

Por ejemplo, los hombres de Aprendizaje, que vivieron en la época de Shakyamuni, recibieron la semilla de la iluminación en el distante pasado, cuando el buda Shakyamuni existió como decimosexto hijo del buda Daitsu. Por lo tanto/no pueden alcanzar la iluminación siguiendo al buda Amida, ni a Yakushi ni a ningún otro. O, para darle otro ejemplo, si alguien lleva a su casa agua del océano, toda su familia puede aprovecharla. Sería algo terriblemente tonto y equivocado que sus familiares se negaran a usar una sola gota y, en cambio, fuesen a buscar agua a algún otro océano. Del mismo modo, si uno olvida al maestro original que le trajo el agua de la sabiduría desde el gran océano del Sutra del Loto, para seguir a otro, seguramente se hundirá en el interminable sufrimiento de la vida y de la muerte.

Sin embargo, cuando un maestro está equivocado, lo que corresponde es que sus discípulos lo abandonen, según el caso. Ya que no siempre es necesario hacerlo, para decidir hay que tener en cuenta las leyes de la sociedad y del Budismo. Como la mayoría de los sacerdotes del Último Día no tienen conocimiento de la Ley budista, se vuelven tan arrogantes, que desprecian a su maestro original y adulan a los nuevos patronos que encuentran. Sólo puede llamarse “sacerdotes”, en el verdadero sentido de la palabra, a los monjes honestos, que desean poco y se conforman con lo que poseen. El primer volumen del Hokke Mongu señala: “El sacerdote que todavía no ha alcanzado la iluminación debería ser humilde ante la Ley suprema y ante todos los venerables budistas. Si es así, puede decirse que tiene verdadera modestia. Cuando manifieste la sabiduría de Buda, será, entonces, un verdadero sacerdote”.

En el Sutra del Nirvana, Shakyamuni citó: “Si aun un buen sacerdote ve a alguien actuar contra la Ley y lo pasa por alto, si no lo amonesta, no lo refuta ni lo castiga por su falta, dicho sacerdote estará traicionando el Budismo. Pero si llama la atención severamente a quien actúa contra la Ley, si lo echa o lo castiga, tal persona será mi discípulo y demostrará que comprende verdaderamente mis enseñanzas”. Jamás olvide esta advertencia sobre los que dejan pasar las acciones contra la Ley que cometen los demás. Tanto el maestro como el discípulo caerán sin falta en el infierno del sufrimiento incesante, si ven enemigos del Sutra del Loto y no los refutan. El gran maestro Nan-yüeh escribió: “Caerán en el [estado de] Infierno con los hombres perversos”.[4] Buscar la iluminación sin repudiar los actos contra la Ley es tan inútil como tratar de encontrar agua entre las llamas o fuego en medio [4] del” agua. Por muy sinceramente que uno crea en el Sutra del Loto, toda violación a sus enseñanzas seguramente hará que uno caiga en el Infierno, del mismo modo que una sola pata de cangrejo es suficiente para echar a perder mil recipientes de laca. Éste es el significado del pasaje del Sutra del Loto que dice: “El veneno ha penetrado profundamente y les ha hecho perder su verdadero corazón”.[5]

El Sutra del Loto nos enseña: “En existencia tras existencia, siempre nacen junto a sus maestros, en las tierras de Buda de todo el universo”[6] y “Si uno busca al maestro de la Ley, pronto alcanzará el camino del Bodhisattva. Si sigue y estudia con su maestro, podrá ver budas en número igual a las arenas del río Ganges”.[7] T’ien-t’ai interpreta esto así: “El que inició su búsqueda de la iluminación siguiendo a este Buda, lo seguirá una y otra vez, y alcanzará un nivel de fe del cual jamás retrocederá”.[8] Miao-lo agrega: “El que escucha esta Ley por primera vez de un buda o bodhisattva debe retornar al mismo buda o bodhisattva hasta alcanzar la iluminación”.[9] Por sobre todo, no siga a nadie más que a su maestro original y continúe hasta manifestar la Budeidad. Shakyamuni es el maestro original de todas las personas, así como su soberano y sus padres. Ya que expuse esta enseñanza, me exiliaron y casi me ejecutaron. Como dice el refrán: “El buen consejo es duro de escuchar”. Pero todavía no me he desalentado. El Sutra del Loto es como la semilla, el Buda es como el sembrador, y las personas son como el campo. Si usted actúa contra estos principios, ni siquiera yo, Nichiren, podré ayudarlo en lo que respecta a su próxima existencia.

Con mi profundo respeto,

Nichiren.

De mi puño y letra.

En el tercer día del octavo mes, en el segundo año de Kenji (1276).


ANTECEDENTES

El título “señor feudal Soya” es una forma abreviada del nombre de Soya Jiro Hyoe-no-jo Kyoshin, oficial de la digna corte del “sogunato” de Kamakura que fue convertido al Budismo del Daishonin por Ota Jomyo, hacia 1260. Ambos vivían en la provincia de Shimousa.

En 1271, unos once años después de su conversión, el señor feudal Soya se convirtió en nyudo (sacerdote laico; literalmente, “el que entra en el camino”) y recibió de Nichiren Daishonin el nombre budista de Horen (Ley del Loto). Horen construyó dos templos y vivió en uno de ellos hasta su muerte, acaecida en mayo de 1291, a los sesenta y ocho años.

Este gosho es extremadamente importante, pues delinea puntos clave en la práctica personal para manifestar la iluminación. Primero, el Daishonin cita el capítulo “Hoben” del Sutra del Loto y afirma: “el camino a la iluminación yace en los dos elementos de realidad (kyo) y sabiduría (chi). Se refiere a la fusión entre la persona y el objeto al cual es iluminada. La “realidad” u objeto significa el Gohonzon, la corporificación objetiva de la Budeidad. La “sabiduría” o sujeto indica la gente, que desarrolla su innata sabiduría de Buda al fusionar su vida con el Gohonzon. Luego, el Daishonin afirma que Nam-myoho-renge-kyo es la Ley que abarca ambos elementos y que esa Ley suprema será propagada por el bodhisattva Jogyo al comienzo del Último Día. Más aun, osadamente afirma que él es el primero en poner en marcha esa gran misión. “No soy el bodhisattva Jogyo ni su emisario…”, dice. Superficialmente, esto parece una mera expresión de humildad; en realidad, está indicando que él es el Buda original. El modo, directo o ambiguo, que usa en sus afirmaciones varía de acuerdo con el supuesto lector. Es mucho más audaz para manifestar su identidad y su propósito cuando se dirige a sus seguidores cercanos, como Shijo Kingo. Cabe recordar que, antes del atentado contra su vida en Tatsunokuchi y de su exilio, rara vez había formulado tales referencias. Por eso, en la carta titulada “La apertura de los ojos”, escribió: “Una persona llamada Nichiren fue decapitada en medio de la noche en el duodécimo día del noveno mes, el año pasado (1271), pero su espíritu llegó a la isla de Sado…”. “Advertencia sobre los actos contra la Ley” fue escrita el 3 de agosto de 1276.

En el Budismo, el concepto de lo general y de lo específico es importante, porque nos permite reconocer la fuente de la cual surge el potencial humano para la Budeidad. En general, la esencia de la enseñanza del Buda fue transferida a todos los Bodhisattvas de la Tierra, pero, específicamente, fue transferida al bodhisattva Jogyo, que indica a Nichiren Daishonin. La implicancia de este texto es que uno debe buscar al maestro original que pueda conducirlo a la iluminación. Luego, deja claro que un maestro y sus discípulos que no tratan de convertir a aquellos que están actuando contra el Budismo verdadero y violando la Ley de la vida caerán en el estado de Infierno. Esto constituye una severa advertencia de que la gente debe ser salvada de su propia ignorancia.

El Daishonin afirma su infatigable dedicación a la tarea de salvar a las personas, pero concluye diciendo que ni siquiera él puede salvar a quien rehusa poner en acción el espíritu misericordioso de este gosho.


Citas:

1. Hokke Gengi, vol. 3.

2. En la traducción se amplió la redacción del original, para lograr una mayor claridad.

3. Lo general con lo específico: Lo general o so significa un enfoque superficial o amplio; lo específico o betsu se aplica al aspecto individual.

4. Hokekyo Anrakugyogi.

5. Sutra del Loto, cap. 16.

6. Ib., cap. 7.

7. Ib., cap. 10.

8. Hokke Gengi.

9. Hokke Mongu Ki.

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