miércoles, noviembre 07, 2007

Gosho La persecucion de Tatsonokuchi

No puedo expresar lo suficiente mi gratitud por sus reiteradas cartas. En el momento de mi persecución, en el duodécimo día del mes pasado,1 usted no sólo me acompañó a Tatsunokuchi,2 sino también declaró que moriría a mi lado. ¡Cuán místico fue su proceder!

He muerto en muchos lugares, en existencias pasadas, en bien de mi familia, de mis tierras y de mi clan. He dejado la vida en montañas, mares y ríos, en las costas y a la vera de los caminos, pero ni una vez fallecí por el Sutra del Loto ni sufrí persecuciones por el daimoku. Por tal razón, ninguno de los finales que tuve me permitió alcanzar la iluminación. Y porque no obtuve la iluminación, los mares y ríos donde morí no son tierra de Buda.

Sin embargo, en esta vida, como devoto del Sutra del Loto, fui exiliado y casi ejecutado; desterrado a Ito y casi decapitado en Tatsunokuchi. Tatsunokuchi, en la provincia de Sagami, es el sitio donde Nichiren dio la vida. Ya que allí murió por el Sutra del Loto, ¿podría acaso ser menos que una tierra de Buda? Un fragmento del sutra dice: “En todas las tierras de Buda de las diez direcciones no existe más que un vehículo supremo…”.3 ¿Acaso esto no respalda mi afirmación? “Un vehículo supremo” es el Sutra del Loto. No hay enseñanza verdadera fuera del Sutra del Loto, en ninguna de las tierras de Buda de las diez direcciones. Las enseñanzas provisionales del Buda quedan excluidas, como explica el sutra en otra parte.4 Así pues, cada sitio donde yo, Nichiren, enfrenté persecuciones es tierra de Buda.

Entre todos los sitios de este mundo saha, el sitio donde mora la vida de Nichiren es Tatsunokuchi, Katase, provincia de Sagami, Japón.5 Y como allí di mi vida por el Sutra del Loto, Tatsunokuchi bien puede ser llamado tierra de Buda. Este principio se encuentra en el capítulo “Jinriki”, que señala: “Ya sea en un bosquecillo, en un jardín, en una montaña, en un valle o en un ancho prado, […] los budas entran en el nirvana”.

Usted acompañó a Nichiren y juró dar la vida como devoto del Sutra del Loto. Su acción es diez mil veces más grande que la de Hung Yen,6 quien se abrió el estómago e introdujo allí el hígado de su amo fallecido, el Duque Yi, para salvarlo de la deshonra y de la vergüenza. Cuando llegue al Pico del Águila, lo primero que diré es que Shijo Kingo, al igual que Nichiren, resolvió morir por el Sutra del Loto.

Supe, en secreto, que seré exiliado a Sado por orden del regente Hojo. De las tres deidades celestiales, la deidad de la Luna me salvó la vida en Tatsunokuchi, cuando apareció con la forma de un objeto luminoso. Y la deidad de las estrellas descendió a saludarme hace cuatro o cinco días.7

Ahora sólo resta la deidad del Sol, y, sin falta, me protegerá. ¡Qué reconfortante! El capítulo “Hosshi” señala: “[El Buda] enviará deidades con diversos aspectos para proteger al devoto del Sutra del Loto”. Este fragmento no deja lugar a dudas. El capítulo “Anrakugyo” dice: “Ni las espadas ni las varas lo podrán herir”. El capítulo “Fumon” afirma: “La espada será instantáneamente partida en pedazos”. No hay nada falso en estas citas. Lo esencial es la fe poderosa y firme.

Con mi profundo respeto,
Nichiren.
De mi puño y letra.
En el vigésimo primer día del noveno mes, en el octavo año de Bun’ei (1271).

1.12 de setiembre de 1271.

2.Tatsunokuchi: Lugar cercano a Kamakura, que solía usarse como sitio de ejecución.

3.Sutra del Loto, cap. 2.

4.Ib., cap. 2.

5.Se simplificó la traducción para evitar referencias geográficas redundantes.

6.Vasallo leal de la Antigua China, cuyo amo, el Duque Yi, cayó muerto en la batalla. Hung Yen sacrificó su vida para evitar la profanación del cuerpo de su amo. Para los chinos, el hígado era sinónimo de vitalidad.

7.En la noche del 13 de setiembre, mientras el Daishonin estaba confinado en la residencia de Honma Rokurozaemon, en Echi, un objeto luminoso cayó del cielo y quedó suspendido ante el Daishonin, sobre las ramas de un ciruelo. Desde el punto de vista científico, parece haber sido un fenómeno provocado por descargas eléctricas atmosféricas.

Antecedentes

El 21 de setiembre de 1271, sólo nueve días después de la persecución de Tatsunokuchi, Nichiren Daishonin escribió esta carta a Shijo Kingo, quien lo había acompañado hasta el lugar preparado para la ejecución, dispuesto a morir con su maestro. El Daishonin tenía entonces cincuenta años y estaba detenido en la residencia de Homma Rokurozaemon, en Echi, al norte de Tatsunokuchi. Entretanto, el gobierno estudiaba las acciones que tomaría con respecto a él. Ésta fue la primera misiva extensa que redactó después de la persecución.

En ella expresa su profunda admiración por Shijo Kingo, quien había jurado morir como mártir al lado de su mentor. A su fidelísimo discípulo le revela algo acerca de su verdadera identidad, que más tarde describe en “La apertura de los ojos”, gosho también dirigido a Shijo Kingo. En esta oportunidad afirma: “Tatsunokuchi, en la provincia de Sagami, es el sitio donde Nichiren dio la vida. Ya que allí murió por el Sutra del Loto, podría acaso ser menos que una tierra de Buda?”.

¿Por qué dice “murió”, cuando en realidad sobrevivió al intento de ejecución? En “La apertura de los ojos” da más detalles cuando expresa: “Una persona llamada Nichiren fue decapitada el año pasado (1271), en medio de la noche, en el duodécimo día del noveno mes, pero su espíritu llegó a la isla de Sado…”. Ciertamente, esto no significa que su espíritu haya abandonado su cuerpo en el momento de la muerte. Lo que el Daishonin quiere decir es que el mortal común llamado Nichiren murió en Tatsunokuchi, pero el Buda original Nichiren llegó a la isla de Sado para cumplir su misión.

En “La persecución de Tatsunokuchi”, afirma que la tierra de Buda no es un lugar específico donde todos habitan en un feliz estado de elevada comprensión. Conforme al principio de que el individuo y su entorno son inseparables, cualquier lugar donde uno dedique la vida a proclamar la suprema Ley del Budismo es tierra de Buda. Puede parecer que con esto se insta al creyente a morir por el Sutra del Loto, pero esa no es la intención. Tal como lo expresa en otro texto: “Cada lugar donde Nichiren encuentra una persecución es tierra de Buda”.

Al superar las dificultades mediante la práctica, el individuo desarrolla su naturaleza de Buda. Podemos decir, con seguridad, que dedicar la vida al Gohonzon significa consagrar tiempo y esfuerzo para venerarlo, estudiar las enseñanzas del Daishonin y alentar la fe de los demás.

El Daishonin afirma que, con sus devotas acciones, Shijo Kingo creó las causas que lo conducirán a la iluminación. Esto está implícito en el anuncio de que, cuando llegue al Pico del Águila, reportará la dedicación de Kingo.

Finalmente, este gosho explica que las deidades budistas seguramente protegerán a aquellos que lleven a cabo una práctica seria del Budismo. Nichiren Daishonin expresa su alegría y su confianza en ello.

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